Una de las discusiones más añejas entre aficionados, periodistas, futbolistas y entrenadores, versa sobre qué es jugar bien y qué es jugar mal. Normalmente, en el 99.9% de los casos, diría yo, esos conceptos se confunden con la estética. Por eso, quienes defienden el bien jugar (o sea, bonito) suelen denostar a aquellos equipos que juegan mal (feo, pues), cuando la realidad es que la belleza poco tiene que ver con el tema.

El argumento principal de los “líricos” es que jugando bien (bonito y ofensivo) se está mucho más cerca del triunfo que jugando mal (feo y defensivo). Los “resultadistas”, por su parte, consideran que lo único importante es conseguir el triunfo, sin importar cómo se logra. César Luis Menotti vs Salvador Bilardo o Ricardo La Volpe vs Manuel Lapuente son dos ejemplos de filosofías encontradas que compitieron años, pero —ojo— en esos cuatro casos decir que alguno jugaba mal sería una locura.

Ahora, ¿es cierto que jugando bien (o sea, bonito) se está más cerca de la victoria? No necesariamente. El Puebla es un ejemplo de un equipo espectacular y que juega muy bien, pero no gana desde la Jornada 2 del campeonato. La Franja tiene nueve juegos sin victoria. ¿El Puebla juega bien? Sin duda. La Franja merecería tener más puntos de los que acumula.

La gran pregunta es la siguiente: ¿Los aficionados de los Camoteros preferirían a un equipo menos vistoso, con más puntos y candidato al título? Probablemente, la mayoría diría que sí, porque —al final del día— el resultado es lo que dictamina todo. Seguramente, si alguien les asegurara que jugando de manera más pragmática llegarían a la final, todos lo firmarían. Y esa búsqueda del resultado nos privaría a los observadores externos de un equipo al que se disfruta ver jugar.

Ojo, se puede ganar y perder jugando bonito y feo. El Manchester City lleva años plasmando un futbol hermoso y no ha podido ganar la Champions League. Por otro lado, el Real Madrid ganó la Orejona anterior jugando horrible. Pero, en ambos casos, dominando su sistema y el estilo impuesto por su entrenador; es decir, jugando bien.

Hoy, en México, el Puebla es garantía de espectáculo y la muestra perfecta de que en el futbol es imposible sentenciar. Porque, de ser así, los de Larcamón estarían peleando la cima de la tabla. A veces, el futbol simplemente hay que disfrutarlo, y eso provoca este Puebla.

Adendum . Knut anda muy mesurado (lleva dos semanas sin beber) y, tras la victoria de su Cruz Azul, me escribió que “lo mejor es que volvió Corona. No hay que enloquecer por ganarle al Querétaro”.

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