Sonrió, se puso nervioso, se emocionó, dijo cuantas groserías pudo para sentirse cool y mostrarle a la multitud que él es uno de ellos, y también lloró.
Así, tan simple y llanamente, se podría describir la presentación de Javier Hernández como nuevo jugador de las Chivas.
Pero, créanme, el evento realizado el sábado pasado en el campo del Guadalajara fue mucho más que eso. Javier Hernández sigue siendo Javier Hernández.
Nunca antes (si me equivoco, se aceptan correcciones), un futbolista llenó las tribunas de un estadio de nuestro país para un evento similar. Incluso, pocos días antes —en León—, Andrés Guardado “sólo” logró que unas 10 mil personas asistieran a su introducción.
Sí, ni un Cinco Copas —con 17 años de impecable trayectoria europea— logró lo que logró el Chicharito.
Javier Hernández volvió a casa y, seguramente, cuando se encuentre en condiciones físicas y futbolísticas, su contratación dará frutos.
En lo personal, considero que —en este semestre— no podemos esperar mucho, pero para el Apertura 2024, CH14 será la solución para la falta de gol que, en los tiempos recientes, ha aquejado al Rebaño Sagrado.
Hernández tiene algo que ni el tiempo puede minar: Su ubicación.
Ese instinto, por el que muchos de los grandes delanteros pagarían una fortuna, es la principal característica del nuevo centro delantero rojiblanco.
Las maneras de Fernando Gago son perfectas para el estilo del Chicharito. Y es que Chivas genera muchas llegadas; el problema es la falta de gol y, si todo se desarrolla por los canales normales, Hernández corregirá ese tema.
Ya dicho que en lo deportivo habrá que esperar, en lo económico el éxito de este fichaje parece estar garantizado, de entrada.
Es verdad que la presentación fue gratis, pero más de 46 mil personas son una muestra excelente para medir el interés que Hernández despierta entre la Nación Chiva. Las camisetas de casi cinco mil pesos también lo son y, aunque aún no pueda jugar, las camisetas normales de las Chivas ya se venden como pan caliente con el número 14. Y los ingresos sólo incrementarán cuando los goles empiecen a caer.
Es decir que será negocio redondo, y también es un mensaje clarísimo para el resto de la Liga: Apostar por este tipo de contrataciones (la de Guardado también) es absolutamente redituable y, aquellos clubes con buenos presupuestos, deberían trabajar de manera incansable para convencer a figuras del futbol mundial en el ocaso de sus carreras para despedirse en la comodidad de nuestra risueña Liga MX.
Adendum. “¿Ganarle al Mazatlán, cuenta?”, me preguntó Knut, el sábado. Esta vez, preferí no responderle.