El futbol mexicano es una chulada. Corrijo, la Liga MX es la que merece ese calificativo. El fin de semana pasado, es la muestra perfecta de porqué nuestro certamen liguero, más allá del nivel competitivo, jamás aburre a nadie.
Desconozco cómo sea en otros países del subdesarrollo futbolero, pero aquí —en dos días— suceden suficientes cosas como para que cualquier fanático español, alemán, italiano o de algún país de esos, acabe con los pelos de punta.
El sábado, en el estadio de la Ciudad de los Deportes, se ratificó que nuestro VAR región 4 no es la herramienta ideal.
Gol no dado al Toluca (muy distinto a anotación anulada) y polémica que no existiría si se contara con el Ojo de Halcón o el balón con chip.
Pero eso no fue suficiente. Los choriceros nos regalaron una alineación indebida por utilizar a un extranjero más de los permitidos por el reglamento. Ni en liga llanera pasan esas cosas, pero aquí ya sucedió más de una vez.
Ese mismo día, a horas de que el Guadalajara visitara a los Pumas, comenzó a correr la versión de que Amaury Vergara le había dado las gracias a su director técnico (quien al parecer renunció, pero se echó para atrás y el dueño lo mandó a la goma).
Sí, horas antes de un duelo de alta importancia, un club del tamaño de las Chivas le informó a su convaleciente entrenador que la cosa no iba más, pero —en un gesto de educación— los auxiliares salieron a hacer su trabajo, mientras Óscar García Junyent se recuperaba en Guadalajara.
Al momento de escribir estas líneas, no se ha informado oficialmente la salida de los españoles, pero lo increíble es que a nadie le pareciera una locura que la cúpula del Rebaño Sagrado prescindiera —a instantes de un partido— de su cuerpo técnico y, para colmo de males, a pocos días de enfrentarse tres veces al tricampeón del futbol mexicano.
En las Chivas todo se vale y todo puede pasar. Días antes, con el torneo en marcha, se disolvió la estructura deportiva a nivel oficina.
¿Quién llegue, arrancará con una serie de tres Clásicos? No, pues... Mucha suerte.
Pero eso no fue suficiente. Los Tigres visitaron al Necaxa, el cuadro sensación del certamen, y sacaron una victoria sufrida, a pesar de las bajas, y los felinos jugaron su mejor partido del semestre.
¿Todo bien, no? Pues no, el domingo, Veljko Paunovic tuvo que agarrar sus cositas e irse de la institución del norte.
Sí, en México ya se despiden entrenadores tras ganar. De inmediato, Guido Pizarro se retiró y se convirtió en el director técnico del club.
Claramente, todo estaba hablado de antemano, pero les ganaron las ansias, pensando que perderían en Aguascalientes y no quisieron esperar a la siguiente caída, así es que Pauno se fue tras ganar y con el equipo en tercer lugar.
¡Chulada de maíz prieto nuestra siempre rocambolesca Liga MX!
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