Quien tenga ojos para ver, que vea: lo que está en curso es la construcción de una dictadura constitucional. Aplastar las voces disidentes o disonantes; impedir que el manoseo a la Constitución carezca de medios de defensa; llevar a nuestra máxima ley en sentido contrario a los tratados internacionales en los que el Estado mexicano es parte.
Adán Augusto López y Ricardo Monreal anuncian en las tribunas del Senado y la Cámara de Diputados lo que de aprobarse será un paso decisivo para suprimir la democracia: acabar con el contrapeso incómodo que significa el Poder Judicial que ya no podrá defender a las personas ante los abusos de su propio gobierno.
Anular el amparo, una de las instituciones más nobles del sistema jurídico; impedir la convencionalidad (en la defensa de derechos humanos no valdrá invocar la violación a convenciones y tratados internacionales); repudiar el principio constitucional de “no retroactividad”, una aberración.
De aprobarse este engendro, Morena y sus aliados podrán desestimar el debido proceso legislativo, hacer inimpugnable cualquier cosa que aprueben, por ejemplo, capturar al Banco de México, suprimir la autonomía de la UNAM con el argumento de que se han derechizado y hasta aprobar la reelección de quien haya ocupado la Presidencia de la República.
Es una reforma aberrante para imponerse a la mala, para gobernar sin contrapeso alguno y su procesamiento en comisiones se está haciendo con un sentido de urgencia.
Quienes imaginaban ingenuamente que los enormes poderes depositados en las manos de Morena, a través de una sobrepresentación ilegítima —requirió de traiciones mayores en el INE, en el TEPJF y en legisladores sin escrúpulo alguno—, iban a ser ejercidos con prudencia y que ante la falta de contrapesos habría autocontención, hoy no puede ignorar que lo que está en curso es la instauración de una dictadura constitucional.
¿Se mantendrá la ceguera ante lo que se impone de manera brutal: un nuevo diseño de la arquitectura constitucional para llevarla a tiempos de oscuridad?
¿Seguirán dándole el beneficio de la duda a este gobierno que llegó para completar el delirio obradorista? ¿Quién limitará los abusos del poder, la arrogancia de esta clase gobernante mediocre y resentida?
Solo a manera de ejemplo: la iniciativa de reforma del Artículo 105 dispone: “Son improcedentes las controversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad que tengan por objeto controvertir las adiciones o reformas a esta Constitución, incluyendo su proceso deliberativo, legislativo y correlativa votación, así como aquellas que busquen controvertir las resoluciones o declaraciones de las autoridades competentes en materia electoral”. Y en los transitorios se establece que “los juicios, recursos y consultas en las que se haya cuestionado la validez de una adición o reforma a esta Constitución, por su forma, procedimiento o fondo, y que a la fecha de entrada en vigor de este decreto se encuentren en trámite, se sujetarán de manera directa a lo que ésta dispone, quedarán sin materia y serán sobreseídos”.
Es demencial. Poder sin límites. Hay que hacer sonar todas las alarmas y activar la resistencia.
Presidente de GCI.
@alfonsozarate