¿Y si no es Claudia? El Presidente se ha encargado de repetir, sin asomo de duda, que su candidata para la Presidencia de la República es Claudia y, en verdad, la jefa de Gobierno tiene los requisitos esenciales que exige el Gran Elector: para empezar, es su hechura, casi su invento; en segundo lugar, es la que mejor representa la continuidad del proyecto; pero además es “sencilla, trabajadora y honesta”, absolutamente lejana a las poses de aquellos a quienes López Obrador llama fantoches.
Además, es mujer y a López Obrador le fascina imponer quiebres, si Claudia fuera la candidata y ganara la elección, podría presumir que él hizo a la primera presidenta de México.
Es cierto, las señales son inequívocas y por eso todos o casi todos en Morena están con la consentida del profesor. Pero el riesgo de una sucesión adelantada es que la figura dominante se ubica en el centro de la tormenta, lo que la lleva a sufrir un desgaste que, en ocasiones, resulta fatal.
Aunque el Presidente es muy necio, hay, al menos, tres señales de que podría mudar de opinión. El 29 de diciembre, interrogado sobre la campaña anticipada de Claudia Sheinbaum reaccionó así: “...al que se quiere pasar de listo no le va bien porque la gente está ahí viendo. Hay que tener cuidado con los excesos y hay que aprender a auto limitarse y a respetar al pueblo.”
Una segunda señal parte de lo que ocurrió en Coahuila: las encuestas dejaron atrás a Ricardo Mejía Berdeja, a quien el presidente promovía en sus mañaneras. En el caso de Sheinbaum, el tema de los “incidentes atípicos” en el Metro y la decisión de recurrir a la Guardia Nacional, parecen explicar la pérdida de cinco puntos de aprobación en el mes de enero (El Financiero). Puede seguir cayendo.
La tercera señal tiene que ver con la personalidad opaca de Claudia; si su candidatura no prende, pondría en riesgo la continuidad de la 4T. Ante estos hechos, ¿qué hará el Gran Elector?, ¿apostar al carisma endosado desde Palacio Nacional?, ¿al empuje de la maquinaria y a los frutos de una política social que garantiza la lealtad de los pobres?
Pero si Claudia no prende, mucho menos Adán Augusto y entonces se abre una ruta insospechada para el canciller Marcelo Ebrard, quien ya ha probado su lealtad cuando aceptó los resultados de la encuesta en la que disputó la candidatura presidencial y cuando —como jefe de Gobierno— cuidó y financió a su Movimiento.
Una de las más divertidas historias de la sucesión es la que refiere que, en los prolegómenos del “destape”, el presidente Adolfo Ruiz Cortines le dio a su querido Gilberto Flores Muñoz, secretario de Agricultura, un mensaje críptico —“por lo que viene, Pollo, pon todo en orden”—, que le hizo creer que sería el elegido; sin embargo, Adolfo López Mateos, secretario del Trabajo, resultó el tapado. Por eso, una vez que ocurrió el destape, y ante el relamo de Flores Muñoz, “el viejito” lo recibió con estas palabras: ¡Perdimos, Pollo!
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