Hágase tu voluntad, así en la tierra, como en el cielo.

-Mateo 6:10.

El gabinete de seguridad en pleno —salvo la secretaria de Gobernación— acude a Washington, a que les lean la cartilla, y a ese gesto de obediencia lo complementa la entrega de Rafael Caro Quintero y 28 capos del narcotráfico.

Como responsable del secuestro, la tortura y la muerte del agente de la DEA, Enrique Camarena, Caro Quintero era la pieza mayor. En aquellos días de los años ochenta, el cártel de Guadalajara, encabezado por Miguel Ángel Félix Gallardo, disponía de la protección del órgano de inteligencia del Estado: la Dirección Federal de Seguridad (DFS), cuyo director, José Antonio Zorrilla, le reportaba directamente al secretario de Gobernación, Manuel Bartlett.

La ofrenda de 29 narcotraficantes no apacigua al gobierno norteamericano, necesita más. La Casa Blanca y el mismísimo Trump denuncian la intolerable relación de las organizaciones criminales con el gobierno de México. Seis años de arreglos con el crimen no se borran con unos meses de acciones más enérgicas, pero escasamente sustantivas. Al día de hoy son miles los detenidos, esencialmente, “morralla”, mientras permanecen intocadas las redes políticas: gobernadores, legisladores, dirigentes de partidos y las redes empresariales imbricadas con el crimen organizado.

En estas horas, los integrantes del gabinete de seguridad nacional, los principales asesores políticos, los hombres de negocios más acaudalados, académicos y líderes de la oposición debían ser convocados para constituir un “cuarto de guerra” en el que se imaginen escenarios y se discuta con la presidenta la mejor manera de responder a la embriaguez del poder. Sin embargo, la convocatoria a acudir al Zócalo el domingo anticipa una respuesta política. El Zócalo —espacio emblemático para las grandes gestas de los días del cardenismo— volverá a desbordarse cuando la presidenta Sheinbaum le comunique al pueblo las medidas que adoptará su gobierno ante las decisiones de Trump aderezadas por la letanía: “no somos un protectorado, ni una colonia, sino un país soberano, independiente… A México se le respeta”.

La doctora Sheinbaum no optó por una cadena nacional en la que con más argumentos que soflamas sustentara su respuesta; prefirió congregar multitudes, desplegar banderas y entonar el himno nacional. Pedirá “temple, serenidad y paciencia” y repetirá su demanda: cooperación en vez de subordinación. El mismo gobierno que está desbaratando al Poder Judicial, derruyendo a las agencias reguladoras, maltratando a los críticos y opositores, llamará a la unidad.

¿La reacción del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, anticipa la ruta? Él ha tenido que morder el suelo, porque entendió que sin el respaldo norteamericano seguiría una catástrofe militar y humana, millones de muertos, destrucción, pérdida de territorios y una paz sin dignidad.

Hay que estar listos para lo peor: no solo los aranceles, las operaciones quirúrgicas en nuestro territorio, la humillación. Para ser eficaz, la resistencia tiene que venir de dentro de EU, desde las actividades productivas seriamente afectadas, de los sectores más conscientes de la sociedad y de republicanos y demócratas que no estén dispuestos a seguir condescendiendo con la chifladura trumpiana.

Presidente de GCI.

@alfonsozarate

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