“La vacunación se vino abajo, el desabasto aumentó brutalmente, la esperanza de vida disminuyó... Su paso por el gobierno de López Obrador dejó luto, dolor y muerte”. —Dr. José Narro
Mientras que en la mayoría de los países la pandemia constituyó una crisis, un desafío, en México se convirtió en un desastre, una verdadera tragedia humana. Las cifras e imágenes de aquellos días exhibieron la incompetencia del zar anti coronavirus, Hugo López-Gatell.
Su designación como representante de México ante la Organización Mundial de la Salud (OMS), cargo inexistente, es una ofensa para los familiares de quienes no debieron morir (alrededor de 300 mil, calculan los expertos) y, a un tiempo, muestra de lo que es capaz un gobierno sin contrapesos.
Durante los años de la pandemia, López-Gatell no perdió oportunidad de mostrar su frivolidad y su mala entraña. Primero, cuando minimizó los riesgos que portaba la pandemia: “es una enfermedad que no pone en riesgo la vida, que no afecta gravemente la funcionalidad del cuerpo”. Después, cuando advirtió que, ante el coronavirus, un escenario catastrófico sería la muerte de 60 mil personas; la cifra se multiplicó por catorce y ya instalado en la paranoia llamó conspiradores a los padres de los niños con cáncer que denunciaban la falta de medicamentos.
“La fuerza del Presidente es moral, no de contagio”, explicó en otro momento, mientras el propio López Obrador mostraba el Detente y advertía que no mentir, no robar y no traicionar al pueblo servía para evitar el contagio, ¡él mismo se contagió tres veces!
López-Gatell fue un engatusador, un charlatán con disfraz de científico. En un país serio estaría enfrentando juicios penales, pero aquí la misma Claudia Sheinbaum —quien como jefa de Gobierno de la capital se distanció de sus posturas— anuncia sin sonrojarse que fue suya la decisión de darle una encomienda que en la práctica significa un premio.
Inaudito. La representación del gobierno mexicano, como ha ocurrido en embajadas y consulados, a cargo de sujetos despreciables. ¿Por qué esa necedad, esa impudicia de exhibir los calzones sucios?
Posdata
Una de las argucias del discurso del Señor de Palenque (que replica la doctora Sheinbaum), fue eso de que la 4T separaba los intereses económicos de los políticos, anuncio que se acompañaba con un discurso machacón en contra de la “minoría voraz”: esos multimillonarios que habían agrandado sus fortunas al amparo del poder público.
Pero la engañifa fue siempre evidente. ¿Cómo explicar la multiplicación de las ganancias de los tres grupos financieros intervenidos: cinco veces más que en el gobierno de Enrique Peña? No sería difícil que detrás de los arreglos con Alfonso Romo y otros financieros estuvieran los financiamientos ocultos al partido Morena y a su fundador, ¿no decía el clásico: “amor con amor se paga”?
Presidente de GCI. @alfonsozarate