Los gobiernos de la posrevolución jugaron un papel crucial en la creación de las cámaras y confederaciones empresariales. Alberto J. Pani, secretario de Industria, Comercio y Trabajo del presidente Venustiano Carranza, fue clave en la creación de Concanaco y Concamin, sin embargo, en los momentos en los que el sector empresarial se ha sentido amenazado por las políticas del gobierno, ha creado —sin la intervención del poder político— organismos para la defensa de sus intereses, así nació Coparmex en 1929, como una reacción al ambiente antiempresarial de esa época; en 1962 el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN) como respuesta ante el gobierno “de extrema izquierda dentro de la Constitución” de Adolfo López Mateos, y en 1976 el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) asustado por la cercanía de Luis Echeverría con Fidel Castro y Salvador Allende.
El 17 de septiembre de 1973, el asesinato de don Eugenio Garza Sada, un visionario adelantado a su tiempo, llevó a los empresarios regiomontanos a un duro enfrentamiento con el presidente Echeverría. “La ofensiva ideológica de la derecha”, escribió Carlos Monsiváis, incluyó las campañas de chistes que ridiculizaban al presidente al tiempo que esparcían rumores malévolos, como el del golpe de Estado. Otro momento de ruptura se dio en 1982, tras la expropiación bancaria. Manuel Clouthier encabezó las protestas.
En 2006, la campaña de “López Obrador es un peligro para México” fue financiada por el CCE y por grupos empresariales. No estaban equivocados, pero en 2018, a partir del triunfo contundente de Morena, los que mandan en el sector privado decidieron arriar banderas y pusieron al frente del CCE, primero a Carlos Salazar, un alto ejecutivo del grupo Femsa afín a la ideología de López Obrador, y después a Francisco Cervantes, un político mexiquense muy cercano a Arturo Montiel y a Enrique Peña Nieto cuyo problema de columna vertebral es su principal virtud.
Ante las extorsiones que padecen cientos de miles de empresarios, sobre todo medianos y pequeños, los bloqueos en carreteras y vías férreas y los asesinatos de dirigentes empresariales, la mayoría de las cámaras y confederaciones y el organismo cúpula se han mostrado timoratos. Como excepción, el Consejo Nacional Agropecuario, Canacintra, Coparmex y el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) han advertido sobre los riesgos que portan la sobrerrepresentación de Morena, la reforma judicial y las extorsiones; una reacción tardía y débil frente a un gobierno que fue secuestrando, intimidando o derruyendo instituciones.
Ante un panorama incierto y adverso y dado el desprestigio de los partidos y las débiles voces de la oposición, los empresarios podrían constituir una voz atendible por el gobierno; en ese contexto, la renovación de la presidencia del CCE ofrece una oportunidad para dejar atrás la mediocridad y la poquedad de hoy y optar por un liderazgo firme, lúcido e inteligente en la defensa y promoción de los intereses legítimos de los empresarios, y de esa franja de la sociedad que porta valores democráticos. ¿O seguirán en el desvarío de pretender salvarse solos?
Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.
@alfonsozarate