La descomposición que se ha revelado en Tabasco tiene ramificaciones que impactan, al menos, sobre Adán Augusto López, el Ejército, Andrés Manuel López Obrador, Donald Trump, Claudia Sheinbaum y la 4T.
Hernán Bermúdez Requena, con el apelativo Comandante H, es señalado como jefe del grupo criminal La Barredora. La acusación golpea en los bajos al coordinador de Morena en el Senado, lo desinfla. No hay forma de que eluda su responsabilidad. Su actitud doliente durante la reunión del Consejo de Morena es la imagen viva del infortunio.
¿Cómo argumentar que nunca supo de las actividades criminales de uno de sus hombres de confianza y amigo de toda la vida? Pero, además, hay otro ingrediente que alimenta sospechas: se calcula que, en su campaña por la candidatura presidencial, Adán “invirtió” 50 millones de pesos. ¿Quién pompó?, preguntaría Chico Ché. ¿Eran parte de los “moches” que le entregaba el Comandante H?
La trama interpela al propio López Obrador para quien Adán Augusto es más que un amigo, un hermano; lo hizo gobernador, secretario de Gobernación y precandidato presidencial. ¿El presidente mejor informado tampoco supo nada? ¿ La Barredora, como otras organizaciones criminales (el Cártel del Pacífico), contribuyó a financiar al movimiento?
También le pega al Ejército. Según los hallazgos de Guacamaya Leaks, la inteligencia militar detectó desde 2021 las actividades criminales de Bermúdez. ¿Qué se hizo con esa información? ¿Nunca la llevó el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, al gabinete de seguridad?, ¿lo reportó a su comandante supremo y de ser así qué instrucciones recibió?, ¿darle carpetazo?
Hoy es evidente que bajo el disfraz de su “superioridad moral” se instauró un sistema de complicidades, todo se valía para alcanzar y afianzar el poder. La consigna “abrazos, no balazos” servía para encubrir la impunidad para los criminales enchufados a la 4T.
Las denuncias de la fiscalía del estado exhiben las fracturas dentro de Morena: las imputaciones no vienen de fuera, ha sido el propio gobernador de Tabasco, Javier May, quien denunció a Bermúdez por sus nexos criminales y es el propio hermano de Andrés Manuel, José Ramón, quien dice que se está descubriendo y combatiendo la pudrición que había en el estado.
Adán no está solo, recitó un coro durante el Consejo Extraordinario de Morena, es cierto, con él están Rubén Rocha, Américo Villarreal, Ricardo Monreal, Pedro Haces, Yunes, Murat y un largo etcétera.
Para acabarla de amolar, Trump encuentra en estos hechos la confirmación de su diagnóstico: México está penetrado por los cárteles y su gobierno petrificado. Para Sheinbaum el tema porta un riesgo mayúsculo. Acorralada por las evidencias y por la presión de Trump, tendría que irse contra Adán Augusto, pero esto implicaría lastimar la relación con su creador lo que desataría serios impactos sobre la gobernabilidad, lo que tampoco le conviene a nuestro vecino del norte.
Tabasco es mucho más que un pleito de familia, es el síntoma de una descomposición larvada, de un tumor maligno que anida en el seno de Morena.