Independencia judicial, carrera judicial y escuela judicial son tres temas distintos, pero su relación y armonía son fundamentales para la justicia en México. Para que un juez sea independiente no debe tener superiores jerárquicos ni vínculos políticos; el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo no deben ni pueden influir en las decisiones de los jueces conforme al principio de separación de poderes. Pero la fuerza de un juez independiente radica también en la estabilidad y permanecía de su puesto. En la función de los jueces, su formación, nombramiento, ratificación y permanente capacitación son claves para el éxito.
El constitucionalista Héctor Fix Zamudio explica que la carrera judicial no consiste únicamente en el establecimiento de un simple escalafón, sino que implica una serie de presupuestos indispensables: el ingreso por concurso de oposición, permanencia por méritos, reconocimiento de la autoridad y prestigio de los funcionarios judiciales, remuneración decorosa, adecuado sistema de retiros y jubilación. Así, pues, la selección de los jueces repercute necesariamente en su independencia.
Precisamente, una de las principales fortalezas del Poder Judicial Federal es la carrera judicial. El artículo 112 de la Ley Orgánica del Poder judicial Federal ordena que el ingreso y promoción para las categorías de magistrado de circuito y juez de distrito se realizará a través de concurso interno de oposición y oposición libre. Esto significa que la selección de un juez no es por recomendación, influyentismo, nepotismo o “dedazo”. Por el contrario, se nombra al mejor jurista, es decir, aquel que está mejor capacitado.
Realizar una competencia en la que participan más de dos mil abogados con experiencia y que aspiran a ganar una plaza de juez, garantiza la selección de los mejores. Actualmente, el ingreso y la promoción de los servidores públicos de carácter jurisdiccional se hace mediante el sistema de carrera judicial, que se rige por los principios de excelencia, profesionalismo, objetividad, imparcialidad, independencia y antigüedad.
La institución responsable de preparar esos concursos y examinar a quienes pretenden ser jueces o magistrados, es la Escuela Judicial. Por esa razón, están relacionadas la independencia, carrera y escuela judiciales, ya que comparten el objetivo de establecer las condiciones para el ingreso, formación, promoción y permanencia de quienes juzgan los asuntos que representan los valores e intereses más importantes del pueblo de México.
Hoy en día, el sistema de carrera judicial es bueno, pero está incompleto. Al respecto, el Ministro Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, declaró en la inauguración del “Primer Foro Virtual Desafíos de la Justicia Mexicana” que es urgente aprobar la iniciativa de reforma al Poder Judicial presentada por el Poder Ejecutivo pero elaborada al interior del propio Poder Judicial.
Recordemos que uno de los ejes de esta reforma es la expedición de una Ley de Carrera Judicial que, por primera vez en la historia, reglamente un servicio profesional de carrera para que el acceso a todos los cargos jurisdiccionales se haga por concurso y que se complemente con la consolidación de una Escuela Judicial donde se formen todos los cuadros del Poder Judicial, con el objetivo de generar una auténtica carrera judicial.
De ese tamaño es la importancia de una de las reformas que se proponen: perfeccionar el método de la selección de los jueces y magistrados federales e incluir en los concursos de oposición a todos los funcionarios de la carrera judicial, como los oficiales judiciales, actuarios y secretarios. Con ello, se dejaría atrás la posibilidad de que alguno de esos funcionarios, sin tener los méritos, ingrese a un puesto en la administración de justicia por otros factores que no sean el mérito y la capacidad profesional.