El reciclaje es una de las alternativas propuestas en la economía circular para mantener los recursos dentro de los ciclos productivos, al permitir que se aprovechen residuos como materias primas en la fabricación de nuevos productos. Tal como establece la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, debe ser un proceso eficiente, viable desde el punto de vista económico y que genere beneficios ambientales y sociales.
En el caso de los plásticos, el reciclaje puede ser físico, químico o biológico. El físico o mecánico es el más simple y eficiente, pues permite aprovechar los residuos sin realizar cambios químicos. Este proceso se aplica a los materiales conocidos como termoplásticos, que son los que integran la mayor proporción de los plásticos que utilizamos cotidianamente, como el PET, los polietilenos, el polipropileno, el PVC y el poliestireno.
Por otro lado, los procesos químicos y biológicos de reciclaje implican una transformación de los plásticos a nivel molecular, provocada por reacciones químicas o por la acción de microorganismos; estos procesos en general son más complejos y en la actualidad tienen un alcance limitado.
Y aunque desde el punto de vista técnico, todos los termoplásticos pueden valorizarse a través del reciclaje físico, en la realidad, la viabilidad del reciclaje depende de un conjunto de factores, que potencian o limitan la posibilidad de que un residuo plástico efectivamente pueda reciclarse.
El primer elemento por considerar es el diseño de los productos plásticos que se convierten en residuos, pues ciertas características pueden provocar incompatibilidades con los procesos actuales de reciclaje, hasta el punto de volverlos inviables. Aunque cada residuo puede evaluarse individualmente, la Asociación de recicladores de plásticos de Estados Unidos ha generado guías que permiten identificar algunos principios generales:
- Los plásticos transparentes, claros y sin pigmentos se reciclan con mayor facilidad y se comercializan mejor que los de colores oscuros
- En general, los plásticos tridimensionales, como los envases rígidos, son más aceptados en los procesos de reciclaje que los bidimensionales, como bolsas y películas
- Es más simple y costeable reciclar residuos compuestos por un solo tipo de plástico que aquellos que contienen componentes fabricados con distintos materiales
La aplicación de estos principios simples puede generar una gran diferencia en la posibilidad de aprovechar los residuos plásticos; sin embargo, el diseño no garantiza, por sí solo, la reciclabilidad, que depende también de la forma en que se gestionan los residuos.
Pero ¿qué debemos contemplar para gestionar nuestros residuos plásticos?
· El elemento básico es la promoción de la separación de residuos que evita su contaminación y con ello disminuye el costo y complejidad del proceso de reciclaje.
· Segundo, contar con sistemas de acopio o recolección en el país, que permitan generar volúmenes altos de materiales separados.
· Tercero, se requiere la existencia de un mercado para los materiales reciclados, que deben representar una alternativa viable, técnica y económica, para las empresas que los emplean como materia prima.
La existencia de mercados es, quizá, uno de los factores más difíciles de regular, pues se ve influenciada por algunos elementos externos, como los precios del petróleo; sin embargo, puede promoverse mediante acuerdos entre productores y gobiernos, con medidas como la inclusión obligatoria de material reciclado en los productos.
No basta, sin embargo, con el trabajo que puedan realizar la industria y las autoridades. Todos los elementos de diseño, gestión y mercado requeridos para que el reciclaje se lleve a cabo generan resultados limitados sin la participación de los ciudadanos.
Además de constituir el primer eslabón en la separación, como consumidores tenemos un poder que podemos usar al favorecer productos más reciclables mediante nuestras decisiones de compra. Aunque el reciclaje no es la solución única para el manejo de los residuos plásticos, es una pieza clave en el rompecabezas que tenemos que armar para llevar estos materiales a una vida circular.
***
Alethia Vázquez Morillas
Integrante de la campaña Vida Circular, una iniciativa que agrupa a un equipo multidisciplinario de personas preocupadas y ocupadas por avanzar de manera constructiva en soluciones que favorezcan al ambiente a través de la promoción de iniciativas de educación sobre la economía circular y sobre la promoción de la cultura del reciclaje de plástico. Docente e investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco,