Reciclar, de acuerdo con la definición de la norma ISO 18604:2013, consiste en el reprocesamiento, a través de un proceso de manufactura, de un material usado para incorporarlo a un nuevo producto o para ser utilizado como materia prima secundaria. Es una actividad que se ha desarrollado desde la antigüedad; se sabe, por ejemplo, que los griegos recuperaban las armas de sus enemigos vencidos para fundirlas y fabricar nuevo armamento.

La recuperación de residuos como plásticos, textiles, vidrios y metales para su venta fue una actividad económica relevante a partir de la revolución industrial. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX el reciclaje se resignificó, para considerarlo como una acción que tiene como objetivos la preservación de los recursos naturales y la disminución en la generación de residuos, dándole un enfoque ambiental. El reciclaje es una de las estrategias de economía circular, que debe aplicarse una vez que han sido agotadas las posibilidades de uso compartido, reutilización y reacondicionamiento, de acuerdo con lo planteado por la fundación Ellen MacArthur.

En el caso del reciclaje de plástico, no es una actividad unitaria, sino un proceso compuesto por varias etapas y elementos. Los materiales son recuperados y acopiados en pasos sucesivos, hasta alcanzar volúmenes altos que vuelven costeable su acondicionamiento a través del lavado, eliminación de contaminantes, compactación o transformación en “pellets”, que son pequeñas unidades de plástico. Los materiales así procesados son entonces utilizados como materia prima por empresas que producen artículos plásticos, y es en ese momento en que se concreta el reciclaje.

En México pueden distinguirse dos modelos diferentes de reciclaje.

1. Residuos post-industriales y post-comerciales, es decir, aquellos que se generan en los procesos productivos y de comercialización. Este tipo de generadores producen volúmenes altos de residuos, que generalmente pueden separarse de manera eficiente, dando origen a materiales limpios, fáciles de procesar y por lo tanto muy atractivos en el mercado. Las empresas que producen estos residuos generalmente los venden a los acopiadores, quienes los procesan y comercializan.

2. Residuos post-consumo, es decir, los que generamos los ciudadanos en nuestra vida cotidiana. Debido a la falta de separación en la fuente por parte de la población, lo más común es que materiales altamente reciclables, como los envases de plástico, se encuentren mezclados con otro tipo de residuos, orgánicos e inorgánicos.

Aunque existen, de acuerdo con SEMARNAT, 26 plantas de separación de residuos en el país, así como programas de acopio organizados por las asociaciones civiles y empresas, la mayoría del acopio post-consumo en México es realizado por el sector informal. Los ciudadanos generalmente no tienen conciencia de que al mezclar sus residuos disminuyen drásticamente las posibilidades de que sean recuperados y posteriormente reciclados, sin tomar en cuenta que la eficiencia de recuperación de residuos mezclados generalmente es muy baja.

Los residuos plásticos que tienen valor en el mercado son recuperados por recolectores, barrenderos, carretoneros y pepenadores, en distintas etapas de su manejo. Debido a que su capacidad individual para recuperar materiales es baja, y a que estos se encuentran generalmente muy contaminados, los comercializan se da a precios bajos, con márgenes de ganancia mínimos. Conforme se avanza en la cadena de acopio los materiales van aumentando en limpieza y procesamiento, de forma que el precio se incrementa de manera significativa; en algún momento de esta secuencia se transita a la formalidad, cuando acopiadores formales compran materiales a informales, mediante un esquema fiscal complejo.

A pesar del desconocimiento sobre la realidad del sector, es posible describir algunas características relevantes para el reciclaje en México. Se sabe, por ejemplo, que de acuerdo con el último estudio de la ANIPAC 2021, el polietileno es el que más se recicla al representar el 51.2%; le siguen el PET con el 22.1%; el polipropileno con el 18.2%. El reciclaje en México tiene una distribución regional muy clara; los grandes centros de reciclaje post-industrial se agrupan en las zonas metropolitanas de Monterrey, la frontera norte, Toluca, Jalisco y el Bajío, mientras que para los post-consumo los mercados más fuertes están en las zonas metropolitanas de Guadalajara y la Ciudad de México.

El reciclaje en México enfrenta importantes desafíos, como la necesidad de dar condiciones adecuadas de trabajo al sector informal, la necesidad de actualizar el marco regulatorio, la falta de monitoreo, y la carencia de programas de separación en la fuente que le den viabilidad al proceso. Subsanar estas situaciones requerirá, forzosamente, de la participación proactiva de todos los sectores en la búsqueda de soluciones realistas y viables que permitan impulsar esta actividad.

Doctora en Ciencias e Ingeniería Ambiental, integrante de la campaña Vida Circular.  

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