Por definición, el libro de texto es un material didáctico acorde con los temas y aprendizajes contemplados en los planes y programas educativos, reflejando los contenidos curriculares que se planea sean abordados en el aula escolar.
Ante ello, ¿los libros de texto pueden ser elaborados de forma aislada a los planes y programas de estudio? En definitiva no, pues al ser el principal material didáctico con el que cuenta el Magisterio Nacional para cumplir con su labor, los libros de texto no pueden ser ajenos al método de enseñanza-aprendizaje que debe señalarse en esos documentos guía.
Y precisamente, debido a la falta de esos planes de estudio y programas sintéticos, es evidente que lo realizado por la SEP para educación básica no son libros de texto, sino panfletos publicitarios del gobierno en turno, que carecen de pedagogía, metodología didáctica y rigor científico.
En su elaboración poco transparente no se convocó a docentes, pedagogos, especialistas, autoridades educativas de las entidades ni padres y madres de familia, y tampoco se planteó un periodo de pilotaje para medir los resultados.
Los textos que Morena pretende distribuir entre la niñez y juventud mexicana van contra la ciencia y pretenden ocasionar el deterioro de la educación pública con un fin inconfesable.
Al igual que el gobierno de Morena hizo con la salud y las medicinas, al obligar a las familias a gastar en medicina privada para suplir las graves deficiencias ocasionadas por el desvío de recursos en el Sector Público, hoy Morena está ocasionando que las madres y padres de familia se vean obligados a adquirir libros de editoriales privadas ante las ominosas deficiencias de los panfletos que, con recursos públicos, realizó el oficialismo.
Los números no mienten, este gobierno ha dejado de invertir en la capacitación y actualización del Magisterio Nacional y ahora, evidentemente, ha dejado de invertir en libros de texto de calidad, vanguardistas y científicos, en aras de crear una falsa ideología de la pobreza, ahondando la desigualdad y falta de oportunidades para las nuevas generaciones.
Hoy estamos ante el verdadero e inminente riesgo de sufrir un retroceso en la educación pública de nuestro país.
De ninguna forma, la educación puede ni debe ser un rehén de la lucha por el poder, tal y como hoy lo está haciendo el oficialismo, poniendo en peligro el esmero que millones de familias dedican a sus hijos para lograr que concluyan exitosamente sus estudios y sean mujeres y hombres de bien con mayores oportunidades.
Dejar de enseñar Matemáticas, Español, Comprensión de Lectura, Ética, Biología, Historia de México y Geografía no formará mejores personas, sino provocará un atraso y deserción escolar que pueden ser imposibles de remontar.
Por el bien de nuestra niñez y juventud, en el PRI no vamos a permitir que se juegue con la educación y el futuro de México y refrendamos nuestro apoyo y reconocimiento al Magisterio Nacional en su labor por el bien de México.