En las recientes semanas, el gobierno morenista de la presidenta Claudia Sheinbaum ha generado controversia al pretender descalificar el trabajo periodístico independiente del prestigioso periódico estadounidense The New York Times. Esta desaprobación surge tras la publicación de un reportaje detallado que expone la preocupante realidad de las “cocinas” clandestinas de fentanilo en lugares de Sinaloa, un tema que pone de relieve los graves problemas de seguridad y narcotráfico que persisten en México.

En lugar de abordar de manera contundente la cruda realidad del narcotráfico y las drogas sintéticas, el gobierno mexicano ha optado por cuestionar la veracidad del reportaje, desviando la atención del verdadero problema. En vez de concentrar esfuerzos en desmantelar estas operaciones ilegales y dar con los responsables, se ha iniciado un debate estéril sobre la posibilidad de que existan o no estas instalaciones clandestinas.

Esa estrategia solo sirve para evitar asumir responsabilidades.

Ya no hay duda de que México es utilizado como un territorio clave para procesar fentanilo, una droga que está causando daño a millones de personas en el ámbito internacional. Los laboratorios clandestinos y la producción de este opiáceo sintético representan una amenaza global que requiere atención urgente, pero la respuesta gubernamental ha sido insuficiente y consistentemente evasiva.

Es preocupante que en lugar de reconocer la gravedad del problema y actuar en consecuencia, se prefiera atacar al mensajero. El periodismo independiente juega un papel crucial en la sociedad al destapar realidades incómodas que merecen ser enfrentadas con seriedad y determinación por parte de las autoridades. Desacreditar este tipo de trabajo solo socava la confianza en las instituciones y perpetúa un ambiente de opacidad y desinformación.

Además, esta situación pone al descubierto la falta de capacidad del gobierno para resolver el problema del narcotráfico y proteger a la sociedad de los peligros asociados con las drogas sintéticas como el fentanilo. Más alarmante aún, evidencia los posibles vínculos entre ciertos sectores políticos y la delincuencia, lo cual pone en entredicho la integridad y la eficacia de las políticas de seguridad implementadas hasta ahora.

Es imperativo que el gobierno de Claudia Sheinbaum y todas las autoridades competentes en México dejen de lado las cortinas de humo y enfoquen sus esfuerzos en enfrentar de frente los retos que amenazan la seguridad y el bienestar de la población. Es momento de una acción contundente, transparente y efectiva para proteger a la ciudadanía y restaurar la confianza en las instituciones encargadas de velar por su seguridad.

Finalmente, resulta alarmante que el gobierno mexicano no cuente con datos certeros sobre el consumo de drogas en el país, lo que agrava el escenario y vuelve estéril cualquier campaña que pretenda combatir las adicciones o el enrolamiento de la juventud en redes criminales. Sin información confiable, las estrategias carecen de dirección y eficacia, perpetuando una crisis que afecta a toda la sociedad.

Presidente Nacional del PRI

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