A Álvaro Arvizu, ambientalista asesinado. Justicia
Vamos caminando por el norte argentino, en la “cintura cósmica del Sur” (Tejada e Isella). Sí, nos encontramos en San Salvador de Jujuy. Hacia el norte Bolivia, al oeste Chile. Territorio (un triángulo de riqueza) en el que abunda el litio, el nuevo oro. Siempre ilustra recordar a Shakespeare: “¿Oro? ¿Oro precioso, rojo y fascinante? Con él se torna blanco el negro, y el feo hermoso: Virtuoso el malvado; el anciano, mancebo, Valeroso el cobarde y noble el ruin”.
El oro/litio, que ha convertido al territorio en un objeto de disputa. Recordemos tres acontecimientos vinculados: 1) en su momento el golpe de Estado a Evo Morales (2019), con el exilio obligado y la muerte presente –la Comisión Interamericana de Derechos Humanos habló al menos de 37 muertos y una estela de heridos-; 2) el peso de los muertos (Pinochet y cía) que oprime en Chile como una pesadilla el cerebro de los vivos (de sus herederos en el sentido amplio de la palabra), afianzando la constitución pinochetista, antes una revuelta que dejó sin vista a muchos jóvenes; 3) la represión feroz a los jujeños que, como en el caso de Chile, ha mutilado en su visión a parte la población (sumemos que todavía hay gente en la cárcel, detenida por protestar), que siguen funcionando vehículos sin placas o logos que permitan su identificación, que levantan gente en acciones irregulares típicas de guerra sucia.
Una frontera geográfica que hace muchos años –sí, historia viejita- no existía, que separó familias, desarticuló la comunalidad e impuso nuevas formas de entendimiento social –iglesia y armas mediante-. En esa territorio, en el que el color moreno (los morochos) es lo ordinario, el gobernador Gerardo Morales (de la fuerza político-partidaria Unión Cívica Radical) metió a la cárcel a una dirigente pobre, indígena, mujer. Ya son años los que Milagro Sala lleva presa por las órdenes de Morales, desde 2016, un poco más de 7 años. Milagro Sala, dirigente de la Organización Barrial Túpac Amaru, construyó viviendas para gente pobre –¡un crimen!-, y albercas para niños y niñas –otro crimen, ¿por qué? ¿con qué derecho niños pobres van a aprender a nadar –sin pagar el club-, a refrescarse, a chapotear? ¡No, no es para ellos! Ay, la memoria. No olvido que el jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, H. Rodríguez Larreta (candidato a la presidencia ahora, llevando como vicepresidente en la fórmula al gobernador Morales, sí, el mismo que golpea y manda, claro mensaje de su curriculum vitae) mandó dibujar en el piso albercas –sí, es para llorar por la tomadura de pelo-. De un lado la realidad, con M. Sala –albercas que mandaron destruir, interpretaciones aparte de que los nazis quemaban libros de los enemigos, para que no conocieran sus obras-, del otro la ficción (dibujos en el piso, prohibido aventarse un clavado).
Bueno, parte de lo narrado está sucediendo en el norte argentino, en nuevos procesos de despojo; una historia que no acaba, ahora por el litio y en general las riquezas naturales. Un aliado de Morales, Miguel Ángel Pichetto, junto con otros políticos que están en el mismo bando, señalan que hay bolivianos que se han colado entre las filas de los jujeños para protestar. Incluso el propio gobernador Morales puso en twitter una foto que era del 2022, para señalar que había infiltrados. Algún asesor le dijo que era una foto de otro momento y la borró, sin una disculpa por mentir. Es decir, Morales y Pichetto coinciden en eso: mintieron, capaces de muchas cosas para presentarse como virtuosos, aunque son malvados, nobles aunque la historia está visibilizando su ruindad. Un detalle, ahora ubicado en el sur argentino: "el mapuche es un pueblo invasor”, dice Pichetto, y justifica que "Por suerte apareció Roca, hizo la Campaña del Desierto y ocupó la Patagonia. La Patagonia es argentina por Roca, sino todavía estaría ocupada por Chile" (Página 12, 23/02/2023). Para los despistados, la Campaña del Desierto fue un genocidio, como el que atravesó nuestra América, vale decir.
Otra aliada es Patricia Bullrich (también candidata, en competencia frente a Rodríguez Larreta), que comparte el placer por la sangre, de los otros (de esos que decía Eduardo Galeano: “En América todos tenemos algo de sangre Originaria, unos en las venas, otros en las manos”), y señalaba sobre los mapuches: "En estos días en que, con indolencia y total irresponsabilidad, se permite poner en riesgo nuestra soberanía en la Patagonia, el aniversario de la muerte de Julio Argentino Roca agiganta la figura del constructor de la Argentina ordenada, próspera y abierta al mundo que soñamos" (Página 12, 19/10/2022). Muchos queremos orden y prosperidad, ¿pero puede ser sin sangre?
Antes, pero no está disociado del argumento eje, el en ese momento presidente argentino Mauricio Macri comentó en el Foro Económico Mundial en Davos, que “En Sudamérica somos todos descendientes de europeos” (Perfil, 26/01/2018).
Retrocedamos muchos años, para darle consistencia a la idea. Juan Bautista Alberdi señalaba: ‘la revolución fue hecha por el pueblo europeo de origen y de raza, no el pueblo de nacionalidad indígena y salvaje. Es en nombre de la Europa que somos hoy los dueños de la América Salvaje”. Sin anestesia, en síntesis, en los argumentos expuestos se cuela la mirada de lo europeo, como dominación, en la subjetividad de las clases dominantes en Argentina (y en donde coloquemos el índice en el mapa americano). En estas condiciones, que se reprima en Jujuy, que se maltrate a los pueblos originarios, que prevalezca el interés de las corporaciones, demuestra por un lado que se trata de expresiones de la lucha de clases y de confrontaciones en donde, además, desde la arbitrariedad cultural se pone el escenario para la confrontación entre razas.
Una cosa más en el CV de Morales, pero antes la joya de la declaración de José Luis Espert (del grupo de Rodríguez Larreta y Morales, para llegar al Senado): "En Jujuy, es cárcel o bala y más después de la reforma constitucional" –hecho jurídico parlamentario por el que están en la calle miles de jujeños-. Ahora sí vamos al CV de Morales, que tiene ligazón con lo de Espert. Cuando el golpe de Estado en Bolivia, desde Jujuy hubo contrabando hormiga de armas, que seguramente jugaron un papel en la muerte de bolivianos: en su momento se habló, en la numeralia completa, de un traslado de 40.000 cartuchos AT 12/70; 18 gases lacrimógenos en spray MK-9; 05 gases lacrimógenos en spray MK-4; 50 granadas de gas CN; 10 granadas de gas CS; 52 granadas de gas HC). Sumemos a esto lo que reporta la Agencia Nacional de Materiales Controlados (gobierno argentino), cuando se alude a “10 pistolas semiautomáticas; 2 escopetas de repetición; 5 carabinas automáticas; 2 ametralladoras; 2 fusiles de repetición; 12 chalecos antibalas; 12 cascos balísticos…8.820 municiones de distintos calibres”. Tráfico de armas en un caso, en otro, “delito de sedición”, una crónica sangrienta de cárcel o bala (Espert dixit). Pero los jujeños, en su acción ordinaria, nos recuerdan y reclaman lo que ya cantaba D. Viglietti hace tantos años: “No somos los extranjeros, los extranjeros son otros”.
Profesor UAM, hoy de luto