En el norte de nuestro continente, en el país del sueño americano, el Faro de Occidente, un estudiante de posgrado de la Universidad de Columbia, Mahmoud Khalil, es detenido en Luisiana. Su compañera, estadounidense, está con un embarazo de 8 meses, Khalil estaba en regla con sus documentos, pero lo han despojado de ese marco de seguridades. Su crimen, encabezar las protestas frente a la violencia sin límites de Israel en Gaza. Le espera, de acuerdo a la política de D. Trump, la deportación.
En ese mismo país, integrantes del grupo Voz Judía por la Paz, eran arrestados violentamente por demandar la liberación de Khalil. Las órdenes de Trump, sosteniendo al primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu (algunos lo ubican como un criminal de guerra), de imponer el pensamiento único se aplican por los cuerpos policiacos a rajatabla.
Vámonos al sur del continente. En Argentina, que en palabras de Milei pretende erigir en el faro moral de Occidente, la situación social está descompuesta. Citemos al presidente Milei y a gente cercana a él, para comprender la construcción del ambiente social.
1. Javier Milei: “Los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la libertad. Zurdos hijos de putas tiemblen”. El conductor-policía de un camión hidrante para encarar manifestantes repetía a coro el enunciado presidencial: “vengan zurdos, vengan”.
2. Patricia Bullrich (Ministra de Seguridad en el gobierno de Milei). Refiriéndose entre otros a los hinchas de futbol que fueron a apoyar a los jubilados en su marcha de los miércoles: “vinieron preparados para matar”. Más todavía: “No vamos a dejar que vuelva esta violencia a la Argentina", con la que se pretende "voltear al Gobierno" y "tomar el Congreso", se insiste, con gente "preparada para matar". Remata (en su expresión literal) con “Fue un intento de golpe de Estado”.
El cartucho de gas lacrimógeno que impactó sobre la cabeza de Pablo Grillo, fotoperiodista (que está entre la vida y la muerte), por una acción fuera de lo que dictan los manuales, de acuerdo a un meticuloso análisis, pero fue sin esa intención, “se siguió el manual”, argumentará Bullrich. Y sobre la jubilada (más de 80 años) que acabó en el piso, sangrando de la cabeza, que con su bastón le pegó a un policía, completamente equipado de pies a cabeza, fue empujada por el policía chocando su cabeza contra el piso. Acto que fue justificado por la ministra de Defensa (la que contó 10 bastonazos, que nunca se ven en los vídeos), porque además fue una acción del policía sin querer.
3. Florencia Arietto (senadora ligada a La Libertad Avanza): “No importa si es fotógrafo o cualquier otra cosa. En términos procedimentales es un daño colateral en un enfrentamiento de las fuerzas del orden con delincuentes armados. Punto”.
4. Mariana Brey, comentarista política: Infiltrados que se hacen pasar por policías.
Tomemos distancia de este ambiente sembrador de terror y mentiras; como le gusta afirmar al presidente Milei, de falacias. A seis meses de una declaración sobre la violencia en Argentina, en este caso por parte del representante máximo de la Iglesia católica, acudamos a algo planteado en septiembre de 2024 por Francisco Bergoglio, Papa Francisco: “Me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Y no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas, no, no. El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta”.
El filón autoritario de la derecha continental se aprecia en el pequeño punteo realizado. Hay destiempos en la historia. En Argentina se están desenvolviendo fenómenos de resistencia. En Estados Unidos una franja de la población sigue obnubilada por el efecto Trump. Al tiempo. Por ello, pensando en lo global, vale la pena recordar las palabras de Franco, Bifo, Berardi (La enfermedad llamada tristeza):
“El nazismo se está extendiendo, aunque no lo llamen así. Lo llaman tristeza, lo llaman Europa, lo llaman verano, el verano más cálido hasta la fecha (pero el próximo será peor). Lo llaman el infierno, el infierno del neoliberalismo y la explotación financiera, lo llaman desempleo, democracia en peligro, lo llaman Macron. Lo llaman calentamiento global. Yo lo llamo nazismo. Con la diferencia de que esta vez no hay salida.
Nosotros, los europeos, quienes han librado incontables guerras coloniales, quienes han explotado recursos y personas alrededor de todo el mundo, quienes han bombardeado Libia y destruido Irak y Siria, ahora están cerrando su puerta y asegurando sus fronteras. La ruta de los Balcanes fue cerrada hace dos años por los nazis húngaros y por los nazis austríacos.
Los nazis franceses han bloqueado la frontera con Italia, de modo que ahora los nazis italianos están asegurando la frontera sur, lo cual significa que están presionando a los guardacostas libios para que denieguen inmigrantes, los detengan, los encarcelen, los torturen y los maten.
Ellos lo llaman asegurar las fronteras. Yo lo llamo exterminio”.
En la bisagra de la ultraderecha mundial destacan la crueldad y el exterminio.
(UAM) alexpinosa@hotmail.com