Gran expectativa ha despertado la celebración del próximo campeonato mundial de futbol en nuestro continente. Por primera ocasión, la contienda mundialista se realizará simultáneamente en tres países: Canadá, México y los Estados Unidos, en la que participarán 48 selecciones nacionales a lo largo de 45 días.

La Ciudad de México será sede de cinco de estos partidos, y también, por primera vez, el, hasta ahora, Estadio Azteca, vivirá su tercera ceremonia de inauguración de un campeonato mundial y será anfitrión de cinco de los partidos en disputa.

Lo que suceda dentro del estadio definirá los resultados de la justa deportiva y animará o frustrará los sueños y aspiraciones de millones de aficionados a este deporte. Lo que suceda en la cancha y en las tribunas será determinante en ese resultado.

Sin embargo, la relevancia de este evento internacional trasciende el ámbito de los estadios y las ciudades sede, en donde se jueguen los partidos cobrarán el mayor significado. Tan solo en la Ciudad de México se espera la afluencia de más de cinco millones de visitantes, que demandarán infinidad de servicios que representan una gran oportunidad para enfrentar el incierto escenario económico que se ha configurado durante los últimos meses a nivel internacional y para detonar un proceso de desarrollo económico con bienestar para los capitalinos.

Se trata, como lo ha planteado la Jefa de Gobierno, de que tanto la inversión pública como privada que se realizará en el marco de la contienda deportiva, se traduzca en el mejoramiento del la infraestructura y equipamiento de los servicios públicos para el conjunto de la ciudad, que la amplia demanda de hospedaje, de servicios gastronómicos, culturales, rutas turísticas y servicios aeroportuarios y de movilidad en general, que beneficiará además a las entidades vecinas, se traduzcan en el mejoramiento de la calidad de vida en la ciudad y en bienestar social.

Ello trasciende el perímetro del estadio e involucra a la Ciudad y la Zona Metropolitana que debe de manera coordinada, atender el fenómeno deportivo, económico, social y cultural que representa “El mundial”.

Nuestra ciudad ha dado cuenta de su anfitrionía y hospitalidad en innumerables ocasiones, ya sea en los Juegos Panamericanos de 1955 y 1975; los Juegos Olímpicos de 1968 y los campeonatos mundiales de futbol de 1970 y 1986. Ello, de entrada, se da por descontado.

Lo que está en marcha es un operativo que lo mismo atenderá las demandas sociales de los pueblos, barrios y colonias del sur de la ciudad y otros de sus confines, que las vías de acceso y movilidad en general de la ciudad, los preparativos para los principales atractivos turísticos como el Centro Histórico, el Bosque de Chapultepec, la Basílica de Guadalupe, Xochimilco, Coyoacán, la Zona Rosa, entre muchos más, así como del amplio espectro de las culturas y expresiones artísticas de los chilangos.

Ello concebido bajo un eje rector: el bienestar de las personas, ya que no puede concebirse una contienda deportiva de esta envergadura sin entender que la inversión pública y los esfuerzos institucionales que se desarrollen deben significar el beneficio y desarrollo de nuestra comunidad.

Secretario de Metrópolis de la Ciudad de México

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