El pasado 7 de enero, con la participación de las autoridades federales responsables del medio ambiente, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y las gobernadoras del Estado de México y Morelos, se suscribió el primer acuerdo metropolitano para proteger y preservar el Bosque de Agua que abastece la mayor parte del fluido que consume la región centro del país.

El convenio tiene como antecedente el operativo metropolitano coordinado por las fuerzas federales para combatir la tala y otras prácticas ilegales iniciado en noviembre de 2024, el cual ha venido dando resultados significativos. Sin embargo, el convenio suscrito plantea por vez primera una visión integral e interinstitucional con la participación directa de las comunidades originarias en el territorio.

El Bosque de Agua es un área estratégica vital para las zonas metropolitanas del Valle de México, del Valle de Cuernavaca y del Valle de Toluca-Metepec.

Con una extensión de 250 mil hectáreas, conecta a 21 áreas naturales protegidas, entre otras, las del Tepozteco, las Lagunas de Zempoala, el corredor biológico Chichinautzin-Ajusco, el Desierto de los Leones y la Sierra de las Cruces. Es una de las zonas con mayor diversidad de flora y fauna del país, que alberga el 2 por ciento de la biodiversidad del planeta; el 10 por ciento de la biodiversidad del país. Preserva más de mil especies de las cuales 325 son endémicas, únicas en el mundo, como el ajolote y el pato mexicano, el conejo teporingo, el ahuejote, diversas especies de colibríes, felinos y venados.

Es un área fundamental para la generación de oxígeno, la captura de carbono, la conservación y regeneración de suelos y otros servicios ambientales, en la que incluso se desarrolla una importante actividad agrícola en la producción de alimentos y flores.

Como lo señalé, se trata de una región estratégica para garantizar la disponibilidad de agua a las ciudades de la región, toda vez que el agua de lluvia que captura abastece a tres de los ríos más importantes del país: Lerma, Balsas y Pánuco, al tiempo que el agua que se infiltra en este Bosque abastece a los cuatro acuíferos ubicados en este corredor que provee a más de 25 millones de personas que habitan la zona central del país y a las 150 comunidades Matlazincas, Mazahuas, Mexicas, Otomíes y Tlahuicas, originarias de este territorio. Y en particular, este Bosque aporta más del 73 por ciento del agua que consume la Ciudad de México.

Ahí la relevancia de este Bosque y de las acciones a emprender a raíz de este convenio, las cuales además del combate a la tala ilegal, a la extracción de tierra, al tráfico de especies, al fuego y otras acciones, implementará acciones concretas contra la urbanización, la venta ilegal de predios y el cambio en los usos de suelo.

Por ello, como lo señaló la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada: “No podemos verlo —la conservación del Bosque— como una estrategia de seguridad y de operativos. Si no hacemos una construcción integral de la defensa del Bosque de Agua, no podremos avanzar… tenemos que hacer otro tipo de operativos, que son sociales, de bienestar, económicos, con las comunidades”.

De nuestra parte, el énfasis que implementaremos será el de la contención de la marcha urbana, el combate a quienes promueven la invasión en el suelo de conservación y garantizar que no se modificarán los usos del suelo en esta región.

Retomo una cita de Eduardo Galeano que leyó la secretaria de Medio Ambiente, Alicia Bárcena, para enmarcar la firma de este compromiso metropolitano: “Ojalá podamos tener el coraje y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca ni un dedo fuera de la mano”.

Secretario de Planeación, Ordenamiento Territorial y Coordinación Metropolitana

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