Hace unos días Carlos Loret de Mola publicó una entrevista a Celso Ortega Jiménez, líder del cartel delictivo “Los Ardillos” en Guerrero. En dicho video, Ortega Jiménez afirma, que, siendo miembro de “Los Zetas”, aportaron recursos a la campaña electoral del PRD y de Andrés Manuel López Obrador en 2006, y que incluso operaron electoralmente a su favor, y que siendo ya dirigente de “Los Ardillos”, siguió apoyando al movimiento obradorista.

Esta entrevista se sumó a otras notas publicadas en medios extranjeros suscritas por Anabel Hernández (Deutsche Welle) y Tim Golden (ProPública), donde se habla de una presunta investigación del gobierno estadounidense sobre un supuesto financiamiento, ahora del Cartel de Sinaloa, a la misma campaña, información que fue desmentida por el embajador de los Estados Unidos en nuestro país.

A esta campaña orquestada en el marco del proceso electoral que inicia el 1, de marzo, se agregó, otra nota de Natalie Kitroeff del New York Times, sobre posibles vínculos de personas allegadas al presidente con grupos delictivos, donde se reconoce que no se cuentan con evidencias de ello, sino que se basan en declaraciones de testigos protegidos que fueron desestimadas por las propias autoridades norteamericanas.

Nadie puede disociar esta campaña como parte de la estrategia electoral opositora en la que, aunado a un discurso rancio que se sustenta en la desinformación, pretende desviar el centro del debate a partir de acusaciones sin fundamento respecto el presunto involucramiento de servidores públicos en actividades delictivas.

Basta recorrer el historial de “Los Ardillos”, grupo delictivo que formó parte de la red del Cártel de los Beltrán Leyva, que fue creado a partir de la organización de sembradores de amapola en el municipio de Quechultenango, por Celso Ortega Rosas (a) “El Ardilla”, asesinado en 2011, fecha en que sus hijos Celso, Jorge Iván, Antonio y Bernardo Ortega, tomaron el control del grupo, extendiendo su zona de operación al menos a once municipios de la Montaña baja de Guerrero y Chilpancingo.

El grupo es uno de los principales generadores de violencia en la región, en una permanente disputa por el control territorial y de las actividades delictivas con diferentes grupos, como “Los Rojos” o “Los Tlacos”, e incluso con las policías comunitarias.

Dentro de los hechos de violencia destaca el asesinato del dirigente de Morena Ranferi Hernández Acevedo junto con su familia en octubre de 2017 en la carretera Ahuacuotzingo-Chilapa. Ranferi fue un activista social que encabezó la defensa de las viudas por la matanza de campesinos en Aguas Blancas en 1995 por la policía de Guerrero en el municipio de Coyuca de Benítez, fue coordinador de organizaciones de la sierra sur y uno de los principales personajes en las movilizaciones que lograron la remoción del gobernador Rubén Figueroa.

Un caso particular se registró en mayo de 2015, cuando 300 miembros de “Los Ardillos” tomaron la cabecera municipal de Chilapa durante cinco días, desapareciendo personas y sembrando terror en la población.

De igual manera, el 17 de marzo de 2020 fueron asesinados en Chilapa 10 músicos del grupo “Sensación”, la fiscalía del estado señaló como probables responsables a una célula del grupo delictivo. En julio de 2023, promovieron el enfrentamiento y la toma de Chilpancingo, en demanda de la libertad de algunos de sus dirigentes.

La familia Ortega Jiménez ha incursionado en la política. En 2002 Bernardo Ortega fue electo presidente municipal de Quechultenango por el PRD, y ha sido en cuatro ocasiones diputado local (2005-2008, 2012-2015, 2018-2021 y de 2021 a la fecha).

En 2014 fungió como coordinador de la Jucopo en el Congreso local, donde frenó el desafuero de José Luis Abarca, presidente municipal de Iguala, tras la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa. En su última candidatura fue postulado por la Coalición integrada por el PAN, el PRD y MC en el distrito 24 con cabecera en Tixtla. Más aún el único distrito federal que perdió en Guerrero Andrés Manuel López Obrador en 2018 fue el de Chilapa, distrito donde dividieron triunfos el PRD y el PRI, lo que acredita que en ningún momento existió operación alguna en favor del movimiento obradorista.

@A_Encinas_R

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