En días recientes el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) publicó un libro denominado The Green Swan (El cisne verde), que se centra en el impacto que podría tener el cambio climático sobre la estabilidad financiera y la política monetaria de los bancos centrales.
El término green swan (cisne verde) es una derivación del término black swan (cisne negro) que fue ampliamente estudiado por Nassim Taleb en su libro con el mismo nombre.
Los eventos Black Swan tienen tres características fundamentales: (1) Son atípicos e inesperados, por lo que quedan fuera del ámbito de las expectativas de los agentes económicos; (2) su impacto negativo tiende a ser muy extremo, y (3) sólo pueden explicarse después de que han pasado. Tales eventos pueden adoptar muchas formas, desde una crisis financiera hasta una tecnología disruptiva. Además, no pueden predecirse utilizando modelos probabilísticos retrospectivos.
Los cisnes verdes se pueden definir burdamente como cisnes negros climáticos, ya que los primeros presentan muchas características comunes con los segundos. Los riesgos relacionados con el clima generalmente son eventos atípicos e inesperados, ya que tanto los riesgos físicos como los de transición de éstos se caracterizan por una profunda incertidumbre y la posibilidad de ocurrencia no se puede predecir tomando en consideración eventos pasados, al igual que no se puede descartar la posibilidad de consecuencias devastadoras.
No obstante, los cisnes verdes son diferentes de los negros en tres aspectos: (1) Aunque los impactos del cambio climático son muy inciertos, hay un alto grado de certeza de que alguna combinación de riesgos físicos y de transición se materializarán en el futuro; (2) potencialmente las catástrofes climáticas son aún más graves que la mayoría de las crisis financieras sistémicas, ya que podrían representar un punto de inflexión para la humanidad, como lo enfatizan cada vez más los científicos climáticos, y (3) la complejidad relacionada con el cambio climático es de un orden superior al de los cisnes negros, ya que los efectos colaterales asociados con los riesgos físicos y de transición podrían generar dinámicas ambientales, geopolíticas, sociales y económicas muy impredecibles.
El libro del BIS plantea los nuevos retos a los que se enfrentarán tanto los bancos centrales, como los gobiernos y agentes privados ante el cambio climático.
Tales retos son complejos considerando la imprecisión de los modelos de riesgos actuales para pronosticar el impacto de los eventos climáticos considerando la incertidumbre asociada con un fenómeno físico, social y económico que cambia constantemente, y que involucra dinámicas complejas y reacciones en cadena.
Por consiguiente, las evaluaciones de riesgos tradicionales y retrospectivas y los modelos económicos climáticos existentes no pueden anticipar con suficiente precisión que forma adoptarán los riesgos relacionados con el clima.
Considerando que dichos eventos tienen el potencial de ser extremadamente dañinos desde el punto de vista financiero, los bancos centrales tienen un papel fundamental que desempeñar para evitar ese resultado, incluso mediante la búsqueda de mejorar su comprensión de los riesgos relacionados con el clima a través del desarrollo de análisis prospectivos basados en distintos escenarios.
Si bien es obvio que los bancos centrales no pueden mitigar el cambio climático por sí solos, sí pueden tomar un papel preponderante en coordinar, tanto la implementación de políticas necesarias para enfrentarlo, como las acciones de los distintos agentes involucrados, incluyendo el gobierno, el sector privado, la sociedad civil y la comunidad internacional.
En el caso de México, es muy probable que el Banco de México ya haya incorporado en su agenda de trabajo la evaluación de los posibles riesgos y repercusiones que podría tener el cambio climático para la economía mexicana y lo que implicaría para sus acciones de política monetaria y para la tarea de preservación de la estabilidad financiera. En tal escenario todo un abanico de pruebas de estrés adquiere importancia mayúscula.
Por último, conviene destacar que las omisiones los gobiernos por generar un clima favorable de negocios y por instrumentar políticas que fortalezcan el capital humano y las mejoras de la productividad, lo paga con creces la sociedad en su conjunto cuando aparecen eventos como los cisnes verdes o negros o simplemente cuando cambia de manera adversa la situación de la economía mundial.
Twitter: @alexcervantes