Visibilizar a la mujer, seguir contribuyendo al empoderamiento femenino en el mundo y acabar con la desigualdad de género son acciones que debemos priorizar en el camino hacia la equidad de género.
De acuerdo con datos del INEGI del año 2022, en México residían 67 millones de mujeres, lo que representó 52% de la población total. La participación de las mujeres en las actividades económicas ha sido estable, según los tres últimos censos económicos: en 2008, su ocupación representó 39.9 % del total; en 2013, 41.1 % y en 2018, 41.3 por ciento.
Se estima que el trabajo de las mujeres aporta todos los días cerca de 37 mil 300 millones de pesos a la economía nacional. Las mujeres representan casi la mitad de la fuerza laboral, también porque se ocupan en los sectores económicos más importantes: el comercio, los servicios y la manufactura. Además, la población femenina que trabaja en su casa y cuya labor no es remunerada, se estima que equivale a 17.7 por ciento del PIB.
En el ámbito empresarial, las mujeres están dejando un gran impacto, no sólo por sus innovadoras ideas y talento, sino también por su gran compromiso de impulsar a más mujeres hacia el emprendimiento.
De acuerdo con datos del mismo INEGI, las mujeres emprendedoras son propietarias de 36.6% de los establecimientos del país. Sólo 3 de cada 10 Pymes son lideradas por una mujer. Las empresas dirigidas por mujeres emplean a alrededor del 25% de la fuerza laboral de nuestro país, lo que demuestra el papel crucial que desempeñan en la generación de empleos y en el crecimiento económico de nuestro país.
Las mujeres enfrentan desafíos únicos en comparación con sus contrapartes masculinas en el camino hacia el emprendimiento, uno de los más importantes, es el acceso al financiamiento. Según datos del Global Entrepreneurship Monitor, en México el 70% de las mujeres consideran que el acceso al financiamiento es una barrera importante para emprender, en comparación con el 62% de los hombres. Esta disparidad refleja la necesidad urgente de contar con políticas que aborden las brechas de género en el acceso al crédito y a formalizar sus proyectos.
Impulsar el emprendimiento femenino, además de ser un factor esencial en el camino hacia la equidad de género, es un elemento fundamental para el desarrollo económico y social de nuestro país. Puede conducir a una mayor diversidad del mercado, al desarrollo de soluciones tecnológicas en los negocios y al crecimiento de las empresas.
Además de señalar el impacto positivo que tiene en las comunidades y en la contribución a la reducción de la pobreza y a un desarrollo más sostenible.
En resumen, el emprendimiento femenino posee una gran relevancia en la economía de nuestro país. Debemos transformar las políticas públicas y los programas sociales que existen en la materia. Se deben desarrollar y consolidar empresas lideradas por mujeres, que tengan acceso a financiamiento preferencial y que cuenten con las herramientas de desarrollo empresarial.