El noveno largometraje del director Alexander Payne -The Holdovers (EU, 2023)- representa una gran oportunidad para saldar la infame deuda que tienen los Oscar con Paul Giamatti, extraordinario actor al que groseramente se le ha negado la estatuilla en más de una ocasión. Luego de casi 20 años de la exitosa Sideways (2004), Payne se reúne con Giamatti para dar vida a un nuevo y adorable perdedor en una historia ambientada en la década de los setenta.

Paul Hunham (Giamatti) es un veterano, autoritario y francamente odioso profesor de un prestigioso internado de niños ricos: la Barton Academy en Nueva Inglaterra. Egresado de la misma escuela, arrogante de aquí a la esquina, Hunham no duda en usar su poder para impedir que los niñatos ricos a los que intenta educar se quieran salir con la suya mediante influencias o dinero. El hombre presume que ha reprobado a hijos de senadores con una mano en la cintura. Su rectitud a toda prueba es su mayor orgullo.

Ni sus propios colegas soportan a este pomposo hombre bizco, que huele mal, y que no pierde oportunidad para decir frases en latín. Es por ello que (mediante engaños) a Hunham le es asignada la non grata tarea de cuidar a un puñado de alumnos que por razones varias no podrán ir a casa en Navidad.

Los alumnos tampoco son ninguna pera en dulce: en efecto son niños ricos, petulantes, hijos de papá que creen que tienen el futuro comprado. Gracias a un milagroso pero bienvenido guionazo, al final solo quedan en el internado Paul, la cocinera Mary (Da’Vine Joy Randolph), y un adolescencte llamado Angus (Dominic Sessa, toda una revelación). Los tres tendrán que soportarse durante los días de navidad y por supuesto, esa convivencia los cambiará, para bien o para mal.

Sin eludir los clichés, The Holdovers es una cita que resulta disfrutable por lo fino de su guión (mezcla de drama y comedia con no pocas escenas auténticamente emotivas sin apostar nunca por el chantaje), así como por el duelo actoral entre dos opuestos: un joven e inexperto Dominic Sessa quien a pesar de ser este su primer protagónico sabe ponerse al tú por tú con un grande como lo es Giamatti.

Pero esto no es La Sociedad de los Poetas Muertos (1989), más allá de la obvia amistad que surgirá entre maestro y alumno, lo que veremos es la deconstrucción de dos perdedores que no saben que lo son: Hunham, quien se cree su propia mentira del profesor sabio pero cuya verdadera situación se revelará conforme avanza la película, y Angus, que a pesar de nacer en cuna de oro, sus padres son capaces de ignorarlo en Navidad mientras que en su futuro la palabra Vietnam resuena como peligroso augurio.

Sin los dientes suficientes como para sacar sangre, ni la tersura como de quien espera un final feliz, The Holdovers es una película agradable, linda, que no engaña al espectador. Payne ama a sus personajes, que si bien son un par de perdedores, no carecen de la dignidad suficiente para hacer lo correcto, aunque ello resulte profundamente doloroso.

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