La nueva cinta de Rodrigo García (veterano del cine y la televisión norteamericanas), Las Locuras (México, 2025), es una especie de continuación temática de su cinta anterior, Familia (México, 2023), sobre el momento de quiebre de un paterfamilia que está a punto del retiro.

Pero si en aquel filme el centro de la historia era justo el padre, aquí el centro de la historia son las mujeres. En Las Locuras, el guion escrito por el propio director no es sino un collage de historias femeninas, narrado en seis historias corales donde las protagonistas son siempre mujeres, casi todas Al Borde de un Ataque de Nervios (Almodóvar, 1988).

Narrada en seis episodios, la película inicia con la historia de Renata (una intensísima Cassandra Ciangherotti), una mujer encerrada en alguna casona de la San Miguel Chapultepec y que en medio del caos de lo que alguna vez fue una sala comedor (y que ahora hace las veces de su recámara) escribe compulsivamente a mano en un cuaderno de espiral.

La oscuridad se rompe cuando su padre (Alfredo Castro) entra a la habitación (cerrada bajo llave). La luz nos permite ver que Renata lleva en una pierna un prominente rastreador. Y es que después nos enteramos que ella se encuentra en arresto domiciliario, consecuencia de sabrá dios qué escándalo provocado por la propia Renata y cuya sentencia fue primero la cárcel y después (previa intervención de su padre) la permanencia en su casa, sin posibilidad de salir y siempre bajo la vigilancia de su abnegado padre, ya de edad algo avanzada.

Con una personalidad que ronda entre la bipolaridad y lo “border”, Renata es el centro que une (y nos une con) todas las demás historias: la de su hermana (la siempre notable Natalia Solián), una estudiante de actuación que la presencia de un nuevo y atractivo alumno en su clase la perturbará demasiado, la de su nueva psicóloga (Ángeles Cruz), quien luego de la consulta tendrá que ir a una comida familiar en la que no quiere estar, la de Penélope (Naian González Norvind) y Aurelio (Raúl Briones), un par de médicos veterinarios que se dedican a hacer eutanasia de mascotas a domicilio (quienes casi por accidente conocen a Renata), la de Serena (Fernanda Castillo) una elegante y guapa empresaria, clienta de Alva (Vicky Araico), la nueva novia del papá de Renata.

Y finalmente tenemos a Miranda (la siempre luminosa Ilse Salas), la amante de Renata quien llega de improviso a visitarla a su prisión domiciliaria.

Inteligentemente, Rodrigo García empieza todas las historias in media res, sin una introducción previa y en muchos casos sin un final definitivo, lo que provoca cierta tensión dramática en cada historia que obliga (así sea por morbo) a que el público se intrigue con cada relato.

La película es en el fondo un homenaje a las mujeres, a su mundo, a esos espacios llenos de conflictos, y a esos momentos donde a todas por igual las ataca un ánimo impulsivo, de furia, a veces rabioso, a veces pasional. Ese impulso que la gente llama simplemente como “locura”.

El homenaje se extiende al propio cine mexicano. Con una capacidad de convocatoria francamente impresionante, Rodrigo García (junto con su director de casting, Luis Rosales) reúne en esta cinta al quién es quién de las mejores actrices mexicanas en activo. A las ya mencionadas hay que agregar a Adriana Barraza, Mercedes Hernández, Mónica de Carmen, Natalia Plascencia, Teresa Sánchez y claro, la siempre imponente Luisa Huertas.

Como es normal en este tipo de ejercicios corales-antológicos, algunas historias son mejores que otras. De hecho, la historia del par de veterinarios se siente más de relleno, aunque el tema no deja de ser doloroso: la muerte de las mascotas y cómo ésta nos enfrenta a nuestra propia muerte.

Pero García logra montar no pocos momentos absolutamente memorables: como esa cena familiar en casa de la mamá de la psicóloga que se convierte en un intenso intercambio entre cuatro de las mejores actrices del cine mexicano actual: Mercedes Hernández (2 veces ganadora del Ariel), Teresa Sánchez (tres veces nominada a mejor actriz en los Arieles y ganadora del premio a mejor actuación femenina en Sundance, 2022), Ángeles Cruz (dos nominaciones al Ariel por mejor coactuación femenina), todas frente a la siempre imponente Luisa Huertas (dos veces ganadora del Ariel).

O qué tal ese tremendo tête-à-tête entre una conflictuada Ilse Salas y una liberada Adriana Barraza, interpretando a la madre de la primera en una conversación tan hilarante como estupendamente bien actuada.

Rodrigo García redefine la locura (sobre todo cuando se dice de una mujer “loca”) como un momento de escape y de liberación, pero también como un mecanismo de defensa. Las mujeres en este universo abrazan la furia, el miedo, la ira, el amor irracional, y un deseo de libertad imposible de contener.

Al final estamos frente a un encantador collage de historias femeninas que resultan irremediablemente fascinantes.

‘Las Locuras’ se puede ver en cines selectos desde el 13 de noviembre y el Netflx el 20 de noviembre.

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