Después de seis años inmerso en la estructura de Movimiento Ciudadano, concluyo un ciclo que, aunque desafiante, ha estado lleno de aprendizajes y enseñanzas. En estos años, he sido testigo de la compleja realidad que enfrentan muchos mexicanos, quienes, en su día a día, lidian con carencias y necesidades urgentes. Gente que espera decisiones acertadas desde las esferas de poder y que, lamentablemente, muchas veces se ve atrapada en una lucha de egos entre partidos políticos. En esta dinámica, son los ciudadanos quienes pagan el precio más alto.
La política en nuestro país no es más que un reflejo de la calidad humana de quienes nos gobiernan. Para poder hacer política de verdad, se requiere de políticos de altura, comprometidos con el bienestar de la sociedad y dispuestos a dejar de lado sus intereses personales por el bien común. Sin embargo, el egocentrismo y la falta de empatía siguen prevaleciendo, y eso se traduce en decisiones que, en ocasiones, parecen más un juego de poder que una búsqueda genuina de soluciones.
Hoy, decido hacer una pausa en mi camino político. Mi trinchera no será estar al frente, sino dar un paso al lado para dedicarme a mi crecimiento personal y profesional. Enfocaré mis esfuerzos en la iniciativa privada, donde tengo la oportunidad de fomentar empleos y contribuir de manera más directa al desarrollo de mi comunidad.
Este cambio no significa abandonar la lucha por un México mejor, sino transformarla. En lugar de estar en el centro del escenario político, elijo ser parte de la solución desde otro lugar. A través de la creación de empleo y oportunidades, espero poder impactar positivamente en la vida de las personas que, al igual que yo, desean un futuro más prometedor.
Así concluye un capítulo en mi vida, pero comienza otro lleno de posibilidades. La política transformadora no solo se hace desde el poder, sino también desde el compromiso privado y social. Mi deseo es seguir siendo un agente de cambio, donde sea que me encuentre.
@alepuente100