La administración de Claudia Sheinbaum como jefa de Gobierno ha tenido sobre todo dificultades que no ha podido solucionar. Pasan los meses y pareciera que las responsabilidades de su gobierno fueran secundarias ante lo que hoy parece su precampaña.
Podríamos poner sobre la mesa que durante los últimos dos años hemos tenido una crisis sanitaria en el mundo por el Covid-19. Los estragos para una ciudad como la Ciudad de México son catastróficos, la desigualdad, los recursos y las necesidades pospandemia siguen siendo una urgencia. Basta pensar la realidad social que llevó a miles de familias a no poder guardar el confinamiento en casa por la necesidad de salir a trabajar para llevar el sustento a casa.
Las imágenes que circularon durante este tiempo donde era imposible guardar la sana distancia, medida principal de este gobierno como “solución” para enfrentar la pandemia, nos hizo mirar de frente una realidad desatendida, cómo está rebasado el sistema de transporte colectivo y cómo el gobierno no tiene capacidad de hacer algo al respecto.
En mayo del año pasado, la Línea 12 del Metro de la CDMX comprobó esta incapacidad. A un año de los hechos bajo la administración de Sheinbaum, nadie es aún responsable de los 26 muertos que dejó el accidente que hasta hoy no sólo demuestra corrupción en la construcción, sino falta de mantenimiento por lo menos para prever semejante accidente.
Lejos aún de las actividades cotidianas que necesita resolver la CDMX, pareciera que el gobierno de Sheinbaum hace caso omiso a la voz colectiva. Los recursos de la Ciudad están destinados a megaproyectos en lugar de pensar en la colectividad.
El Proyecto Cultural Chapultepec creció su presupuesto a una cantidad absurda de 5 mil millones de pesos este año, por lo que se ha llevado por lo menos cinco veces más que la Estela de Luz de Felipe Calderón, y no sólo eso, sino que no hemos podido ver nada tangible dentro del bosque como se pensaba en un principio. Es decir, estos presupuestos millonarios se han diluido en abstracto y canalizado de manera directa para un sólo proyecto sin licitación y encabezado por el reconocido artista Gabriel Orozco quien no tiene experiencia alguna en el desarrollo urbano pero tiene buena relación con el Presidente y su personal de confianza.
La Capilla Sixtina que habita temporalmente el Zócalo de la Ciudad es otro ejemplo de las prioridades de la jefa de Gobierno. Un proyecto sin licitación a Toño Berumen (con denuncias por delitos sexuales) y de costos millonarios es la bandera con la que Sheinbaum entretiene a los capitalinos.
¿Realmente el gobierno de Claudia Sheinbaum está resolviendo los problemas de los capitalinos?
La austeridad con la que se maneja esta administración ha recortado presupuestos que podrían parecer inofensivos; sin embargo, apenas el mes pasado confirmaron que la palma que habitaba la glorieta homónima sobre el Paseo de la Reforma había muerto por una plaga después de sus 100 años de vida. La plaga, como reportaron algunos expertos, sometió a la palma por falta de mantenimiento. Al igual que la Línea 12, los recortes presupuestales al mantenimiento y al trabajo preventivo termina en un fatal destino.
Aun con el homenaje a la palma o a las víctimas del Metro, lo que nos debe indignar es que Sheinbaum esté más preocupada por decir por quién deben votar en los estados y no por atender las prioridades de esta gran Ciudad.
Su precampaña es lamentable y verdaderamente una ingratitud para las y los habitantes de esta Ciudad que lidiamos con lo que ni ella ni su gobierno puede resolver.
El movimiento hacia un lugar mejor está en manos de los ciudadanos, que no olvidaremos que queremos un mejor futuro para la gran Ciudad de México.