Dentro de la lista de las mejores películas del 2024 se encuentran Bird (Andrea Arnold) y Didi (Sean Wang) dos cintas que pertenecen al Coming Of Age poco valoradas y comentadas por los espectadores. ¿Por qué? ¿Es que acaso al público poco le interesa saber cómo es que los adolescentes se enfrentan hacia un mundo que recién van descubriendo y entendiendo? Olvidando que alguna vez fueron esos pubertos incomprendidos, iracundos, enfadosos buscando un espacio entre el mundo y sentirse parte de algo.

En Bird, Bailey (Nykiya Adams), una chica de 12 años, vive en un suburbio londinense de clase media-baja junto con su hermano Hunter (Jason Buda) y su padre Bug (Barry Keoghan, The Killing of a Sacred Deer) un chavorruco que inmediatamente hace recordar a Pete Davidson (The King of Staten Island, Jude Apatow) por su apariencia y actitud despreocupada y libertina. Ante la constante indiferencia de su padre, Bailey, con tal de encajar en el grupo de sus amigos intenta replicar sus acciones —aunque sin tanto éxito puesto que al tratarse de la única mujer en el círculo, no quieren que ella salga herida tras sus peligrosas e ilícitas hazañas—. Se hacen presentes los intereses y el lado sensible de Bailey al cambiarse el radio de aspecto de horizontal a vertical: la naturaleza que le rodea, en especial las aves que tanto le gusta capturar con su celular, el empleo del arte audiovisual como una forma de abstracción de su caótica realidad provoca un dinamismo narrativo poético.

Entra a la ecuación Bird (Franz Rogowski, Pasajes) quien se convertirá en su compañero de aventuras y autodescubrimiento. Sin intenciones de entrar en detalles, se devela el motivo por el que la película está etiquetada con tintes de realismo mágico.

Por otra parte, en Didi —ambientada en los inicios de los 2000´s—, Chris Wang (Izaac Wang), un chico de 13 años taiwanes-estadounidense, vive con su madre (Madi Chen), su abuela (Chan Li Hua) y hermana (Shirley Chen) en un suburbio de clase alta. Chris, busca agradarle a Madi, una chica de su escuela. Entre tanto, busca unirse a un nuevo círculo de amigos, por lo que para ganarse la confianza y la amistad de un par de chicos skaters finge dedicarse a filmar skateboarding. ¿Cuánto le durará la mentira?

Didi resulta ser superficial y vaga en tanto que no profundiza ni concluye de forma convincente las vicisitudes del adolescente. Todo pasa muy deprisa y no se detiene a conocer a ninguna persona con la que Chris interactúa en su día a día ni de justificar —que son de las cosas más importantes a resolver dentro de las Coming Of Age— el enojo y las actitudes molestas desmedidas del protagonista. No hay construcción de personajes y en cuanto a la trama es imposible no mencionar a Mid90s (ópera prima del actor Jonah Hill) pues pues hay atisbos de momentos muy concretos en que son casi que idénticas —obviando el tema del skate, el juego con la videocámara como recurso narrativo y una escena en concreto en la que el hijo discute a gritos con su madre dentro del auto—. ¿Coincidencia o mera inspiración?

Retomando Bird, la cinta se toma su tiempo para presentar personajes, así como sus intenciones y motivaciones, y exponer los espacios —pues tienen grandes cargas simbólicas, tomando como ejemplo el color de habitación de la madre de Bailey—. Inclusive la vestimenta de la protagonista va cambiando de tonos más oscuros a más coloridos y vibrantes a la par que ella cambia con los acontecimientos que le suceden y la transforman y le ayudan a forjar su carácter y personalidad.

Sin demeritar a Didi, es cierto que tiene una escena en particular en el que madre e hijo comen en un Mcdonalds se manifiesta la esencia del argumento: lo brutalmente complicado que es para Chris —y su familia— tratar de encajar y adaptarse a los modos de vida de un país en el que no creció, sin olvidar ni negar sus raíces ni su cultura —situación que no es nada sencilla de sobrellevar pues cada persona que se les atraviesa no paran de recordarles que son asiáticos, por lo que son tratados como personas inferiores—. Resulta una pena que tras esa buena escena Didi fuera en declive. No existen personajes, un soundtrack memorable, ni siquiera una redención honesta de Chris hacia lo nefasto que fue tanto con sus amigos y en especial con su madre.

Distinto fue el caso de Bird, pues cada individuo tuvo su evento canónico que les provocó adquirir una perspectiva distinta de la vida y su entorno, en especial Bug —destacar su asombroso gusto musical y su efervescente manera de bailar—, quien demuestra que su corazón no es de piedra, logrando resarcir la mala y deficiente relación que tenía con sus hijos. Bug demuestra que siempre hay una segunda oportunidad para encontrar el amor. Asimismo, Bailey logra hacer las paces con su núcleo familiar y su caótico entorno social.

Bird y Didi, ambas pertenecientes al mismo género, llegaron para demostrar las diversas formas para abordar y exponer la adolescencia —unas más auténticas y elocuentes que otras—, esa turbulenta etapa de la vida por la que todos atraviesan y en la que más se aprende de la vida y de uno mismo.

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