Desde 2009, cada 29 de septiembre las más de 300 organizaciones que conformamos la Campaña Nacional “Sin maíz no hay país” hemos celebramos que nuestro país sea centro de origen y diversificación constante de maíz: el cacahuacintle, el palomero, el olotón, el pepita, 59 razas y miles de variedades que forman parte de nuestra cultura, gastronomía y tradiciones. Esta gran diversidad es el resultado del trabajo ancestral de campesinas y campesinos.

En 2020 festejamos el fin de año con una gran batalla ganada. Después de más de una década de trabajo de organizaciones campesinas, académicas, científicas, de consumidores, de artistas y de ambientalistas, el presidente de la República decretó la prohibición del uso del glifosato, así como a la liberación al ambiente del maíz transgénico y el uso de su grano en la alimentación de las mexicanas y los mexicanos.

Desde el 2007 hemos trabajado colectivamente para evitar que el modelo de agricultura industrial, intensiva, extensiva y con sobre explotación de los recursos naturales se corone con la aprobación de semillas transgénicas y con el uso del herbicida glifosato. Nos hemos sumado al movimiento que exige un cambio de rumbo hacia la agricultura ecológica campesina, colectiva y libre de patentes.

La humanidad se encuentra en una encrucijada y seguir por el mismo camino no es una buena opción. Es fundamental repensar la forma en la que consumimos y producimos nuestros alimentos. La emergencia climática ha hecho sonar las alarmas con sequías y pérdida de cosechas. Es imperativo impulsar una agricultura que enfríe el planeta, una que produzca alimentos para la vida y no contra ella.

Este próximo 29 de septiembre seguiremos reivindicando nuestra lucha contra los oligopolios de corporaciones transnacionales que promueven el uso de agroquímicos tóxicos, como el glifosato, de semillas transgénicas, que afectan la biodiversidad, matando insectos polinizadores y flora esencial para estos, contaminan el agua, el suelo, y enferman a quienes producen y consumen; y que han intentado revocar el decreto presidencial con acciones legales.

La transnacional Monsanto, filial de Bayer, ha encabezado una batalla legal en la que ha invertido grandes recursos y equipos de abogados para evadir el decreto presidencial aun cuando ha afectado la salud de millones de personas en el mundo y la salud de los agroecosistemas en los países que echan mano de sus insumos.

Está demostrado científicamente que el flujo génico de los maíces transgénicos a los maíces nativos y convencionales es imposible de contener. Existen estudios que demuestran la imposible coexistencia. Aun cuando no estaba permitida la liberación al medio ambiente de maíz transgénico México se ubicó en el 2013 en el segundo lugar con más casos de contaminación y el octavo lugar a nivel mundial.

La industria de los transgénicos utiliza su poder comercial para desviar los recursos financieros que requieren las verdaderas soluciones como la agricultura ecológica y la agricultura familiar que produce más del 80 por ciento de los alimentos que se consumen en el planeta.

El Día nacional del maíz nos sigue convocando para defender al maíz como alimento esencial de nuestra soberanía alimentaria. Sin maíz no hay país.

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Directora de Campañas de Greenpeace México.  


 

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