Hace ya 3 años empezó una odisea política en México sobre el litio, debido a la capacidad y pertenencia del depósito de clase mundial concesionado en el estado de Sonora, también sobre el potencial que podría tener el país para su obtención y, más importante, para el beneficio y transformación de este mineral.
No han sido pocos los actores políticos que han intervenido en este tema, desde el entonces Secretario de la SEMARNAT, Víctor Toledo, quien solicitó prohibir la explotación de este recurso debido a sus grandes costos socioambientales -pero a quien no le hicieron caso aunque llevara mucha razón -. Así como los diputados Carlos Iván Ayala Bobadilla e Hirepan Maya Martínez que tiempo después plantearon la idea de crear una empresa nacional para el control de este mineral, además de la creación de una regulación específica. También se sumó al tema el senador Alejandro Armenta Mier quien buscaba modificar la Constitución para incluir al litio como un mineral reservado para explotación exclusiva del Estado.
Casualmente en todos estos intentos -que no llegaron a ninguna parte- el presidente contradecía y argumentaba públicamente que era un proyecto muy costoso por lo que era mejor dejárselo a las empresas privadas que sí tenían los recursos económicos y tecnológicos.
Pero, de un día para otro cambió el discurso del presidente y lo que ayer dijo que era negro ahora es blanco. La nacionalización del litio se convirtió en el estandarte político del gobierno, una bandera para ensalzar su lucha contra los extranjeros que nos han quitado los recursos naturales durante años y una flecha para señalar a los traidores que no estuvieran de acuerdo con esta retórica.
Buena o mala la propuesta sobre nacionalizar el litio, lo cierto es que dicha propuesta se sustenta en la suposición de que este recurso sería para los mexicanos y que solamente el gobierno del país debería aprovecharlo, para eso se modificó la Ley Minera en tiempo récord (72 horas) de forma que se pudiera crear el organismo público minero “LitioMx” que se supone se encargaría de la extracción, aprovechamiento y beneficio de este mineral tal como se menciona en la regulación que le dio a luz.
Pero, recientemente cambió de nuevo el discurso del presidente, y ahora es fundamental la participación de capitales extranjeros para lograr el aprovechamiento del litio como lo acaba de declarar el día 15 de noviembre de este año, ¿de qué nos perdimos en medio de este cambio?
Resulta curioso que en la controversia que tienen en este momento Estados Unidos y Canadá con México por las reformas realizadas al sector energético nacional para favorecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), nuestros vecinos del norte estén actuando tan tranquilamente a pesar de que tienen todas las de ganar ante cualquier tribunal. Digo que resulta curioso porque en las recientes declaraciones del presidente se señala que se invitará a empresas de estas dos naciones para construir infraestructura para la extracción de litio.
Puedo sonar un poco desconfiada, pero el hecho de haber modificado la ley minera para que el litio, un recurso energético muy importante en la actualidad para China, solamente pudiera ser aprovechado por actores y empresas aliadas del gobierno sin tener competencia transparente, lo que resulta sospechoso.
Me parece llamativo y poco sutil que en tan poco tiempo el litio pasara primero de ser un problema económico sin beneficio social, para después convertirse en un tema de seguridad nacional que requería control absoluto del Estado y, finalmente, volverse una moneda de cambio con la cual poder negociar con nuestros vecinos del norte por la particular forma de conducirnos internamente.
La pregunta que queda en el aire es: ¿el tema del litio fue una simulación o una estratagema política de innegable genio maquiavélico que permitió que de momento nos salvemos de una humillante derrota internacional en tribunales? Quizá nunca lo sabremos, pero la propiedad nacional exclusiva del litio que ayer era defensa de la soberanía, hoy es un importante proyecto comercial con nuestros socios del norte.