Did you ever kiss the child
who just saw his father shot?
"Blinded by rainbows"
The Rolling Stones
Muy apreciables colegas me piden una reflexión acerca de nuestra Universidad. Justamente en estos días he estado releyendo la biografía de Justo Sierra que Agustín Yáñez publicó en 1950 y estoy leyendo por fin completa la exhaustiva obra Justo Sierra y el México de su tiempo, de Claude Dumas (original en francés, 1975; en español, 1986). Yáñez recuerda unas palabras del fundador de nuestra Máxima Casa de Estudios, pronunciadas el 13 de septiembre de 1910 a unos días, casi horas, del nacimiento formal de la Universidad Nacional de México: con “nuestras escuelas abramos por doquiera [también en el ámbito rural] estas ventanas al aire exterior, al aire de la patria, al aire de la civilización humana; mas no perdamos ni un día, ni una hora; cometemos crímenes de lesa nación cada vez que retardamos esta labor santa de unión, de mexicanización […]” (Don Justo Sierra. Su vida, sus ideas y su obra. México: Universidad Nacional Autónoma de México. 2ª edición, 1962 [1950], p. 153).
He sentido simple y llano dolor al ver facultades cerradas. Pasé dos veces por la Facultad de Contaduría y Administración en Ciudad Universitaria, extrañamente inmóvil y silenciosa un día de pleno trabajo. La primera vez había dos o tres jóvenes afuera de una de las altas rejas llenas de carteles difíciles de leer desde un automóvil. La segunda vez ya no había jóvenes; solamente quedaban las pesadas rejas y los carteles difíciles de leer.
Entiendo que innumerables integrantes de la Facultad de Filosofía y Letras habían votado claramente por levantar el paro el viernes 24 y que aun así un movimiento extraño, por llamarlo de algún modo, había impedido la entrega de las instalaciones a las autoridades para que la vasta comunidad estudiantil no perdiera el semestre. (Por fortuna, justo a tiempo se reabrió esta escuela con más de 15 mil estudiantes. Las demandas de seguridad son justas y pueden resolverse con las instalaciones abiertas.)
Debajo del frágil cristal de toda crisis deja percibirse posibles mares de fondo: un problema de coyuntura puede ser un problema de estructura. El tema es vasto, y sin duda los muchos asuntos pendientes en el país nos piden hoy más que nunca una Universidad abierta, activa al cien por ciento, capaz de “contribuir a resolver los problemas nacionales” como lo mandan el artículo primero de la Ley Orgánica, vigente desde hace ochenta años, y el artículo asimismo primero del Estatuto General de nuestra Alma Mater.
Y la Universidad se aboca todos los días a tal tarea. Justo Sierra soñaba con un “Instituto Nacional”, que no fue otra cosa que el anuncio de los institutos de investigaciones desde donde hoy se trabaja intensamente para ofrecer soluciones y explicaciones, propuestas y argumentaciones ante una realidad cada vez más aglutinada y vertiginosa.
Por ejemplo, supe de una investigación en Humanidades acerca de los liderazgos comunitarios en Michoacán. Si recuerdo bien, el trabajo demuestra cómo el aniquilamiento de tales liderazgos (posibles contrincantes políticos tras las controvertidas elecciones de 1988) habría facilitado el acceso a grupos criminales en la comarca. Si así fuera, este caso se asemejaría a aquella vieja historia del rey visigodo Rodrigo al inicio del siglo viii de nuestra era: las disensiones internas en este reino peninsular les facilitaron a los moros el ingreso a la hoy España, pese a que los africanos eran una franca minoría militar. Abundaron las traiciones y los cambios de bando entre los visigodos, y Rodrigo terminó siendo la última cabeza de un reino que desapareció para siempre.
¿Por deshacerte de un enemigo interno le abres la puerta a otro externo, acaso más fuerte, pues tú estás exhausto por la guerra anterior (e interior)?
De Carlos Mazón a Carlos Manzo, parece ser que las realidades políticas en España y México tienen más de un punto de posible contacto, además de la muy cuidadosamente acordada e instrumentada disculpa por los excesos y el sufrimiento tras la conquista sufrida por el poderoso e imponente imperio náhuatl hace 504 años. (Los humanos podríamos irnos disculpando unos a otros por tantas violencias durante milenios a lo largo del planeta.)
Carlos Mazón se separó quirúrgicamente de su cargo como presidente de la Generalitat valenciana tras un año de su desastroso manejo de la crisis tras la Dana de octubre de 2024. El Partido Popular lo había protegido hasta que los inocultables abucheos durante el funeral de Estado hace unos días hicieron que resultara impagable el costo por su sola supervivencia política. Muchas personas sufrieron por los desatinos de Mazón en horas cruciales y, sobre todo, por la falta de infraestructura para contener las avalanchas de agua y lodo. Abucheos: el poder ciudadano tiene pocas oportunidades de exhibir su fuerza, y esta fue una de ellas. El gobernador de Michoacán fue asimismo abucheado tras atreverse a asistir a las exequias del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo. ¿Mazón podría ser al menos un modelo en eso: irse tras unos sentidos abucheos?
Carlos Manzo iba volviéndose una figura con voz fuerte y clara. Ante el crimen “de lesa nación”, se activa el prontuario para el control de daños políticos.
Menciono al menos un punto. Indicio de honda descomposición humana es que alguien se mofe de una heroica persona asesinada. ¿La degradación del cínico, integrante de un partido político, es a su vez otro indicio más amplio: el de un deterioro político y social en México? Quede al menos la pregunta. Tal individuo debería ser expulsado de su grupo e inhabilitado para cualquier cargo.
El aparato federal y el nuevo sistema de justicia en México tienen un momentum para detener pronto a los autores intelectuales de la muerte de Carlos Manzo. Y a propósito de sistema de justicia y de elección de jueces, Justo Sierra hizo una valiente propuesta en 1892, muy sugestiva en sus argumentaciones todavía hoy, 133 años más tarde. Hablaré de esto en la próxima entrega, el 21 de noviembre. Igualmente, conviene que sigamos reflexionando sobre mecanismos profundos para disminuir la violencia, que desde hace decenios es ya un problema estructural de México y no únicamente coyuntural.

