El 25 de septiembre pasado, la Legislatura del estado de Oaxaca, aprobó el dictamen de las iniciativas presentadas por diputadas de Morena, Hilda Graciela Pérez Luis; Laura Estrada Mauro y Rocío Machuca Rojas. Para despenalizar el aborto hasta las doce semanas de gestación; en los supuestos de violación, independientemente de que exista o no denuncia sobre dicho delito; cuando el embarazo sea resultado de una inseminación artificial no consentida; cuando de no provocarse el aborto la mujer en su salud o muerte, previa opinión médica; y, cuando a juicio del facultativo especializado exista razón para diagnosticar que el producto presenta alteraciones genéticas o congénitas que puedan dar como resultados daños físicos o mentales en el mismo, previo consentimiento de la mujer embarazada.

En su discusión y análisis se excluyó la postura científica de protección de la vida, para dar cabida a la ideología del progresismo político, en cuyos fundamentos se encuentra incrustado el relativismo moral, no la igualdad ante la ley, sino el igualitarismo rasante impuesto desde la ley, así como la “superación” de ciertos valores “tradicionales” como la religión, la familia, de ahí, su “aversión” a la vida y su “obsesión” por fomentar el aborto y la quiebra familiar. Desde luego, también incluyeron el contenido de la Norma 046-SSA2-2005, así, el dicho de la mujer afirmando que fue violada, sin investigación de la fiscalía correspondiente, basta para provocarle aborto. En otras palabras, impunidad absoluta para los violadores, ¿eso no es violencia para la mujer?

El argumento falaz de que el embrión no es un ser humano, aunque las ciencias naturales, la biogenética y la embriología lo desmientan: el óvulo una vez fecundado, engendra un ser con un código genético humano propio y distinto del de la madre. Código contenedor del desarrollo natural del nuevo ser, desde el color del cabello hasta su temperamento, avasalló y se impuso.

También los legisladores en su afán de aprobar el aborto a como diera lugar, contradijeron el artículo 12 de la Constitución local, cuya transcripción dice: “En el Estado de Oaxaca se protege y garantiza el derecho a la vida. Todo ser humano desde el momento de la fecundación entra bajo la protección de la ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales hasta su muerte natural”.

Por lo demás, para despenalizar el aborto usaron la novedad de los casos excepcionales, argumento también falaz, esconde su aceptación en la sociedad, por ejemplo, así fue en España, la Ley de 1985 despenalizaba el aborto en 3 supuestos. La Ley de 2010, lo transformó en un derecho y lo convirtió en aborto libre en las primeras 14 semanas.

Entonces vamos en esa ruta, no importan los temas de interés como el combate a la violencia y la inseguridad, la protección de la vida y la familia, la actitud de la legislatura oaxaqueña así lo demuestra, las prioridades son ideológicas, pues si no pueden con la evidencia científica acuden al argumento sentimentalista utilizado para justificar el aborto, al recurrir a experiencias traumáticas de mujeres embarazadas que van a lugares clandestinos e inseguros, el relativo a la posibilidad de que el concebido no nacido padezca alguna enfermedad o malformación, tal como se hacía con las leyes eugenésicas del régimen Nazi.

Finalmente, ante la falta de razones, la protesta violenta para exigir “los derechos sexuales y reproductivos”. No importan los métodos empleados, para contrarrestarlos habrá que decirlo claro: abortar es matar, es aniquilar a un embrión en el seno de su madre.


Académico de Tiempo del Departamento de Derecho.
Universidad Iberoamericana.
alberto.patino@ibero.mx

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