Las posturas que han tomado José Antonio Romero Tellaeche y María Elena Álvarez-Buylla, han hecho que el diálogo solicitado en cuatro ocasiones por la Comunidad del CIDE no se haya logrado. Las condiciones para llevarlo a cabo no solo requieren de la disposición de este y esta funcionaria para sentarse en una mesa de negociación, sino también tener apertura a reconocer que pueden estar equivocados y que cuentan con niveles de poder desigual con respecto a las y los estudiantes, académicos y trabajadores del CIDE.

Historia de una silla vacía @PlumaverdeORG 

Cuando me refiero al poder, quiero decir que las partes no se encuentran en las mismas condiciones. Las herramientas políticas y sociales con las que cuentan las instituciones del Estado, no se pueden comparar con un movimiento estudiantil. Por tanto, se requiere que la comunidad del CIDE siga aumentando su capacidad de incidencia para equilibrar un poco la situación, pues una diferencia de poder tan desigual puede provocar la dominación de la parte estudiantil desde antes de empezar a dialogar.

La titular del Conacyt y Romero Tellaeche, han utilizado el poder que les ha conferido la función pública para perseguir penalmente a miembros de la comunidad científica, para despedir sin justificación a quienes no piensan como ellos y para criminalizar estudiantes. Por ello, no es un capricho mantener tomadas las instalaciones y exigir una carta compromiso a satisfacción de la comunidad estudiantil que les garantice que no existan represalias por ejercer su derecho a la manifestación. Estas acciones son lo que le permitirá llegar a la comunidad estudiantil en mejores condiciones para dialogar con la autoridad e impedir que el poder del Estado provoque la dominación de la comunidad y un trato injusto.

Por otro lado, me parece que las autoridades se encuentran demorando el diálogo por la importancia que tiene el ´tiempo´ o ´timing´ del conflicto, una práctica común del estilo político mexicano proveniente del priismo. Seguir aplazando el diálogo, me parece que tiene la intención de ‘enfriar’ la situación y esperar a que llegue el periodo vacacional para intervenir por medio de abrir denuncias penales, amedrentando o expulsando del CIDE a las y los estudiantes más visibles. Esto pasa debido a que los medios de comunicación y las comunidades estudiantiles aliadas, pierden el seguimiento del proceso y el foco nacional en este periodo de fiestas. Si el movimiento #YoDefiendoAlCIDE no logra avances significativos y si las autoridades no están dispuestas a comunicarse o abiertas al cambio, el conflicto puede tornarse en un evento represivo que sirva incluso como amenaza para todas las universidades del país.

Es muy importante, por tanto, que todas las comunidades estudiantiles y científicas agravadas, estemos pendientes y realicemos acciones en apoyo al CIDE. El mejor apoyo que podemos darle al movimiento estudiantil es buscar la forma de aumentar su capacidad de incidencia, si no lo logramos las autoridades no se sentirán lo suficientemente presionadas para dialogar y poner atención a sus demandas. También, que toda la comunidad del CIDE se mantenga unida. Si la autoridad logra que estudiantes, académicos y académicas, así como trabajadores dialoguen de forma separada, el conflicto se dividirá en demandas individuales y las partes perderán fuerza.

Me parece desesperanzador que la actitud del Estado frente a la lucha legítima de una comunidad estudiantil sea una de persecución y de dominación. La descalificación de las y los estudiantes, al considerar que no tienen un criterio propio o que están siendo influidos por intereses ocultos, se contrapone con todas las supuestas políticas de apoyo a las juventudes ¿cómo esperan que las y los jóvenes construyan el futuro mexicano, si no se les toma en cuenta y se les sigue imponiendo un orden establecido? ¿Acaso no nos estamos dando cuenta que los supuestos cambios que se quieren hacer en el CIDE por parte del Gobierno de México están consiguiendo la permanencia del status quo? manteniendo el autoritarismo institucional y la dominación de las comunidades por medio del castigo a la diferencia.

El poder con el que hoy cuentan lo están ocupando de forma negativa, imponiendo y desacreditando a las comunidades que se sienten agraviadas por sus acciones y actitudes. Los regímenes que imponen la uniformidad del pensamiento son los totalitarios. Dra. Álvarez-Buylla, Dr. Romero Tellaeche, seguir jugando con el fuego autoritario y del dogma, en los santuarios de la libertad de pensamiento que son los centros de estudios como el CIDE y las universidades públicas, les acabará quemando más temprano que tarde e incendiando al país.

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