Uno de los rasgos que distingue al actual momento de la presidencia de Claudia Sheinbaum es poner a prueba su proyecto de gobierno. ¿Enfrenta esta Presidencia una tormenta? Sin duda, se trata de una pregunta difícil de responder porque hay graves problemas políticos, económicos y sociales.
La popularidad de la presidenta se ha mantenido alta, pero bajó de 85% en enero a un 70% a inicios de noviembre. Hay en esta medición una doble vertiente, por una parte, se aprueba su empatía y liderazgo, pero se reprueban sus resultados. Hay malas calificaciones en tres problemáticas muy importantes: en corrupción 82% se califica muy mal; en seguridad pública 59% se califica mal; y en crimen organizado 85% lo ve muy mal. En materia económica se aprueba apenas con un 52% y en apoyos sociales hay un 81% de opiniones favorables (El Financiero, 3/11/2025). Una economía sin crecimiento es muy preocupante.
Días después de esta medición ha habido acontecimientos que han agravado el problema. A pesar de que la narrativa oficialista anuncia una baja en los homicidios dolosos de 37% entre septiembre de 2024 y octubre de 2025, hay algunos asesinatos que han puesto en jaque esa versión: la del líder de los limoneros, Bernardo Bravo en octubre, y la de Carlos Manzo a principios de noviembre. Los dos casos abren una crisis sobre la seguridad. Hay un intenso debate sobre las cifras y su forma de construirlas, pero lo que no se ha logrado es cambiar la percepción pública del tema. El gobierno de Sheinbaum está todavía muy lejos de tener notas aprobatorias en este problema.
Otra parte del problema apunta hacia el grave fenómeno de la corrupción y todo el operativo del contrabando y huachicol fiscal, que destapó una amplia red de tráfico multimillonario en contra de la hacienda pública. Con este caso se ha puesto en cuestión la decisión de AMLO de haber puesto al frente de las aduanas y los puertos a las fuerzas armadas. Hay mucha discusión sobre el alcance de estos operativos. Queda en cuestión la capacidad del Estado para sanear sus propias instituciones. No se sabe hasta dónde llegará la operación de limpieza para que no haya impunidad. Como parte de estos expedientes se ha presentado en Aristegui Noticias una investigación periodística llamada “Soldados del Huachicol”, que muestra otros ángulos de esta corrupción con hidrocarburos.
Desde el mismo gobierno de Sheinbaum se ha puesto en marcha una estrategia diferente a la del sexenio pasado y el gran operador ha sido García Harfuch. Se han desplegado múltiples operativos y el mismo secretario de Seguridad señala que hay “37 mil personas detenidas por delitos de alto impacto en coordinación con los estados” (EL UNIVERSAL, 21/11/2025). Todos los días se libran batallas contra el crimen organizado, sin embargo, el dominio criminal de amplios territorios es una realidad dolorosa para miles y miles de víctimas por el embate de los cárteles. A la pregunta de qué opina de lo que dice Trump de que casi todo México está controlado por cárteles, García Harfuch dice: “Hay una presencia de grupos delictivos, no está controlado por cárteles” (EL UNIVERSAL, 21/11/2025). Ante este panorama, hay dos grandes problemas que se arrastran: uno es el delito de la extorsión y el otro es el de la complicidad entre autoridad y crimen, y ambos explican los asesinatos de Bravo y Manzo en Michoacán.
Como consecuencia de estos ejes problemáticos se han empezado a generar fuertes movimientos de protesta y de crítica. Una expresión fue la marcha del 15 de noviembre pasado, que ha sido muy analizada y debatida, y por eso alcanzó una importancia que ya forma parte de la tormenta que rodea a la presidenta. Toda acción política que sucede hoy en México queda contaminada por la polarización. Sobre la marcha 15N ha habido críticas sobre quiénes hicieron la convocatoria; los que marcharon; la violencia de los grupos del “bloque negro”; las consecuencias en heridos civiles y policías. Pero detrás de toda esta batalla de narrativas quedan las causas profundas y legítimas para esa generación Z, jóvenes a los que les ha tocado vivir un país más violento y polarizado y con un futuro muy incierto.
¿Se puede separar la responsabilidad de la presidenta entre el timón y la tormenta?
Investigador del CIESAS. @AzizNassif

