El día del Informe de gobierno es una buena manera de tomarle el pulso al país, y al proyecto de gobierno en curso. Hemos pasado del día del presidente al día sin el presidente, y ahora entramos a una era de poder concentrado, alta aprobación popular y un gran optimismo. La presidenta Sheinbaum fue muy enfática en sus ejes fundamentales para gobernar, la herencia que administra y los cambios que la nueva realidad le impone.

El marco ideológico de su narrativa genera un discurso de continuidad, pero con ciertos matices que la llevan a construir su propio estilo de gobernar. Por ejemplo, sus políticas para mujeres y sus agradecimientos a su equipo. Resulta tan pesada la herencia del obradorismo que hay que hilar fino para detectar las diferencias. Continúa la condena hacia el proyecto anterior de “progreso sin justicia”: contra el neoliberalismo privatizador, contra la corrupción (un presupuesto que se “robaban”), contra la concentración de la riqueza, contra un Estado que dejó de intervenir. Expone otro proyecto, el humanismo mexicano. Para Claudia Sheinbaum la 4T se profundiza y avanza, dice que “vamos bien y vamos a ir mejor”, una frase de cierre de su mensaje político.

El mensaje del primer Informe no se sale un centímetro de los recuentos clásicos que enumeran lo más relevante del año, en este caso de once meses. Con una lectura de alta velocidad, la presidenta puntualizó cuatro grandes temas y enfatizó al menos diez políticas públicas. Los temas tienen diferente grado de importancia: 1) el logro de bajar la pobreza y la desigualdad, uno de los factores que se pueden presumir de la 4T; 2) los 19 cambios a las Constitución y las 40 nuevas leyes, en donde destacan la reforma judicial, la militarización de la Guardia Nacional y la desaparición de los siete organismos autónomos; 3) la complicada relación con Estados Unidos, de la que sólo menciona los bajos aranceles; 4) un panorama económico con estabilidad, baja inflación, aumentos salariales y poco crecimiento. Las políticas internas más relevantes fueron: el mercado interno; la simplificación administrativa; la política de ciencia e innovación (vehículos eléctricos y semiconductores); los programas sociales anteriores y los nuevos (con presupuesto de 850 mil millones de pesos); la educación y la salud como derechos (construcción de 31 hospitales y un mayor abasto de medicinas); la construcción de vivienda; políticas de apoyo a mujeres; inversión pública en infraestructura; política energética; y seguridad. En todos señaló avances importantes, por eso dijo que “vamos bien y vamos a ir mejor”.

En el recuento de logros no caben las dudas, los conflictos, las dudas y los desafíos, porque todo tiene que ser una visión optimista, con avances y un futuro de más logros. Sin embargo, no hablar de los problemas no los borra del mapa del país. Con Sheinbaum se consolida la concentración del poder, el regreso al partido hegemónico y al hiperpresidencialismo. No se ve, hasta ahora, la gran parafernalia del poder que ejerció el priísmo en sus décadas de partido hegemónico, pero los resortes del poder ejecutivo se ejercen sobre los otros poderes, el legislativo se maneja desde la mayoría constitucional y se ha vuelto una oficina para el trámite de las reformas que llegan del Palacio Nacional. El judicial se estrena con la instalación de los jueces, magistrados y ministros que fueron electos mediante acordeones (operativos pagados por la Secretaría del Bienestar, Proceso, septiembre 2025) y una bajísima votación. ¿Cómo se legitimarán los jueces de la 4T? El combate al crimen todavía no marca un cambio en la tendencia, y los hallazgos sobre el contrabando de combustible y el huachicol, siguen sin responsables y procesos judiciales visibles.

La relación con el trumpismo prácticamente no se tocó, pero sin duda, es uno de los principales dolores de cabeza de la presidenta. La corrupción descrita por el Mayo Zambada (soborno de políticos, policías y militares) permanece sin nombres; el envío de capos a Estados Unidos y la incapacidad del Estado mexicano para juzgar al crimen organizado, expresan nuestra debilidad interna que hoy se agrava por la dependencia del sistema penal del vecino del norte. ¿Qué tan bien vamos?

Investigador del CIESAS. @AzizNassif

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