La muerte del Papa Francisco es un buen momento para un balance inicial de su pontificado (2013-2025). El momento es particularmente delicado, porque estamos ante un cambio de época.
La incertidumbre se alimenta de los avances de la ultraderecha en el mundo; el calentamiento global (sequías, huracanes, destrucción del medio ambiente); la inmigración planetaria entre África y Europa y entre América Latina y Norteamérica; las guerras en Ucrania y en Gaza; el crecimiento de los populismos de izquierda y derecha; los reacomodos de la geopolítica; los peligros que representa la inteligencia artificial y las tecnooligarquías y una larga lista. Frente a todas esas problemáticas Francisco tenía pronunciamientos en donde ponía por delante una visión humanista y, por supuesto, evangélica.
Cuando revisamos el contexto de su nombramiento en 2013, y su encíclica Laudato si, de 2015, vemos una enorme cantidad de opiniones que construyen un clima de opinión intenso, similar al que se da ahora con su fallecimiento. Francisco inició su pontificado y despertó grandes expectativas de cambios en la Iglesia, una institución milenaria que arrastra graves retrasos frente a la modernidad y las exigencias de cambio que se demandan en el mundo actual. Francisco llegó después de dos papas que mantuvieron en alto las paredes doctrinales del conservadurismo. Muchos de los conflictos que llevaron a la renuncia de Ratzinger, como la corrupción, la pederastia, la cerrazón doctrinal y la pérdida de fieles, los enfrentó el Papa que llegó del “fin del mundo”, como dijo frente a la Plaza de San Pedro cuando lo eligieron.
Francisco fue por primera vez muchas cosas, el primer jesuita y argentino, el primer latinoamericano; también el que se fue a vivir fuera del palacio, que dejó los lujos en su vestimenta y sus insignias. El voto de pobreza que hacen los jesuitas lo mantuvo dentro de los límites que implica ser un jefe de Estado. Uno de los acercamientos que retrata bien al Papa jesuita es el texto del belga Marc Vandepitte en Rebelión (22/04/2025), porque distingue las dos grandes facetas de Francisco: fue “conservador en lo micro” y, al mismo tiempo, “radical en lo macro”. En la microética que abarca problemáticas como homosexualidad, anticoncepción, género, matrimonios del mismo sexo, mujeres ordenadas de curas, conservó la doctrina de la iglesia católica. En término doctrinales no hubo los avances que demandan muchos grupos sobre el aborto, la participación de las mujeres más allá de lo administrativo. Al mismo tiempo, Francisco expresó una apertura para el movimiento LGBTQ+, para las personas divorciadas, sobre todo, para seguir con la exclusión como propone la doctrina y los sectores más conservadores de la institución.
En lo macro fue innovador: propuso una agenda ambiental de cuidado del medio ambiente, se posicionó con fuerza en favor de la causa de los inmigrantes, defendió el perfil de una iglesia para los pobres, hizo críticas fuertes al sistema capitalista en sus vertientes destructivas y depredadoras, abogó de forma permanente en favor de la paz y en contra del armamentismo.
En un alto contraste Francisco recibe críticas, porque para el progresismo se quedó muy corto en las reformas, y para el conservadurismo llegó demasiado lejos. Francisco es un buen ejemplo para entender que la valoración va a depender de las posiciones que se tengan. Sin duda, los contextos también definen las apreciaciones, porque si el papa jesuita llegó cuando gobernaba Obama y pudo establecer una buena mediación para el restablecimiento de relación entre Cuba y Estados Unidos, hoy fallece cuando estamos en el terrible despegue del trumpismo 2.0, que mueve la hegemonía global hacia una ultraderecha que contradice abiertamente toda la agenda que impulso Francisco, son dos polos abiertamente contrapuestos.
La voz de este papa fue un contrapeso a la ultraderecha, y como escribe Franco Avicolli: “El sentido de la obra del Papa Francisco no hay que buscarlo en los resultados de su gobierno, sino sobre todo en la actitud que abre la puerta de par en par a la engorrosa pero verdadera presencia de los excluidos” (https://ytali.com/2025/04/24/il-pontificato-di-papa-bergoglio-una-rivoluzione/).
Investigador del CIESAS. @AzizNassif