El viejo corporativismo ha sobrevivido a múltiples cambios, desde la democratización del país, hasta la reforma laboral que establece un nuevo régimen del trabajo en México. Uno de los territorios donde se puede observar de mejor forma cómo funciona este nudo de poderosos intereses, liderazgos y negocios, es el Infonavit.

A finales de 2024 se aprobó en el Senado una iniciativa para reformar esa institución que, desde su creación en los años setenta, ha tenido un arreglo tripartito, (gobierno, trabajadores y empleadores). Su función principal ha sido que los trabajadores tengan acceso a una vivienda o a un crédito. Como en cualquier iniciativa que pretende cambiar las reglas del juego, hay polémica, resistencias y desconfianza, quizá por esa razón Morena decidió postergar su aprobación en diputados y hacer un parlamento abierto.

Hay varios temas importantes que necesitan ser discutidos porque forman parte del debate que se tendrá próximamente en San Lázaro. Se pueden considerar al menos cuatro problemas a resolver:

1) Que haya claridad sobre el dinero. El Artículo 5° de la Ley del Infonavit dice: “Las aportaciones de los patrones a las subcuentas de vivienda son patrimonio de los trabajadores”. Está claro que no pertenecen a las empresas, a los sindicatos y centrales de trabajadores, ni al gobierno. Este tema ya ha sido sancionado por la SCJN. Diversas interpretaciones hicieron un debate sobre un fondo multimillonario y que ahora el gobierno lo quiere usar para otros fines. La reforma quiere que el gobierno vuelva a la construcción de vivienda en beneficio de los trabajadores, y que deje de ser un negocio privatizado que genera casas de muy mala calidad y alejadas de todo; por eso hay miles y miles de viviendas abandonadas en el país. También se contempla un mecanismo de renta con opción de venta.

2) El discurso sobre el tripartismo. Cuando se anunció la reforma, se vieron extrañas expresiones de unidad, con desplegados en donde firmaron todos los actores del mundo sindical, las viejas centrales, el sindicalismo independiente, los sindicatos blancos; líderes que son abiertamente adversarios se unieron en una causa común, defender sus intereses y negocios. Dicen defender un tripartismo paritario, incluso se hace referencia a que así funciona en la OIT. Sin embargo, en México la realidad del Infonavit es que se ha convertido en un premio para las élites y liderazgos sindicales y empresariales, que muchas veces van aliados y detienen cualquier iniciativa gubernamental. El tripartismo no es automáticamente paritario. Ese rasgo actualmente paraliza muchas decisiones, por lo que se necesita otro equilibrio, por ejemplo, que la parte gubernamental tenga derecho de veto, como ya sucede en el IMSS.

3) Otra pieza es una auditoría independiente. El solo planteamiento de una auditoría tripartita lleva al absurdo de meter a los sectores y al gobierno a ser juez y parte, una contradicción que se puede agudizar ahora sin los órganos autónomos, pero una auditoría independiente es tan necesaria como la rendición de cuentas y la transparencia.

4) El problema de fondo, una representación real y no corporativa. Los sectores sindicales y empresariales acumulan condiciones de privilegio en el Infonavit. Tienen direcciones con cerca de 40 empleados, salarios de lujo y cobran por cada asamblea, cuando debería ser un trabajo voluntario. No se justifican esos espacios que se han vuelto privilegios de supuestos liderazgos que en realidad sólo se representan a ellos mismos. Una representación real debería ser el tema central en la reforma. Además, se necesita un uso racional de los recursos, desaparecer los negocios y tener representación democrática. Para terminar con los arreglos corporativos y la corrupción urge transparencia y rendición de cuentas. Una mayoría gubernamental en Infonavit sin representación real no resuelve el problema.

A pesar de que no son tiempos propicios para esas demandas, sin esas condiciones la reforma quedaría incompleta. Ojalá el gobierno de Sheinbaum tenga la claridad para dejar atrás no sólo los negocios que el corporativismo hace con el Infonavit, sino para sanear a la institución con democracia, transparencia y representación real. ¿Será posible?

Investigador del CIESAS. @AzizNassif

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