Teuchitlán ha capturado la atención pública y ha marcado un dilema: entre empezar a cambiar la tragedia de los desaparecidos o ser otro caso que se archivará en el cajón de la ineptitud y la colusión como Ayotzinapa, San Fernando, la Bartolina y muchas otras tragedias que siguen en la nata de la impunidad.
De nueva cuenta la tragedia de los desaparecidos vuelve a estallar y devela la situación en la que se encuentra el país. Otra vez las disputas dentro del poder gubernamental por ver de qué forma se va a construir “la verdad oficial” del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco. Una vez más queda al desnudo lo que ya se ha normalizado en México: que los cárteles del crimen organizado avanzan, se empoderan, dictan las reglas, controlan extensiones del territorio cada vez mayores, reclutan, entrenan y desaparecen a miles y miles de jóvenes. Este rancho es como un laboratorio del horror al que se ha llegado, es el eslabón más débil.
Tenemos un Estado sin capacidades y sin voluntad política, con un fiscal general de la República que aparece y culpabiliza a la fiscalía de Jalisco (que no hizo nada desde septiembre de 2024), pero es incapaz de hacer autocrítica de lo que no se hizo desde su competencia. Las autoridades no se pueden poner de acuerdo ni siquiera para nombrar de qué se trata ese hallazgo, ¿era un campo de exterminio, de entrenamiento, de reclutamiento forzado? Desde que se intervino el rancho ¿por qué no hay una investigación sobre lo que pasó? Estuvo la Guardia Nacional en septiembre y luego se le delegó a la fiscalía estatal. Sin embargo, hubo elementos que cruzaban con delitos federales (armas de alto poder, restos humanos, secuestrados).
Las cifras oficiales contabilizan 124, 946 desparecidos y no localizados. Cifras que vienen desde el sexenio de Calderón hasta la actualidad. Con Peña siguió la tragedia. Llegó AMLO y empezaron a instrumentar capacidades, pero de pronto se dieron cuenta de que el fenómeno de las desapariciones forzadas crecía, y vino la destrucción de todos los avances. En el sexenio pasado el presidente no quiso hablar con los colectivos de madres buscadoras, prefirió recibir a las Madres de Plaza de Mayo. Entre ineptitud y falta de voluntad, los diferentes gobiernos no han querido enfrentar el problema, lo invisibilizan. Hay opiniones que ven a Claudia Sheinbaum con otra actitud, que ha dicho que los desaparecidos es una prioridad nacional. La presidenta ha propuesto una serie de medidas que no son nuevas, pero que no se han instrumentado hasta la fecha. Nueva CURP como identidad básica, entre otros.
Teuchitlán es una pieza del rompecabezas de la criminalidad-impunidad en la que está sumido México. Las madres buscadoras son el vector que rompe la indiferencia y la normalización en la que ha caído la tragedia de los desaparecidos. Las organizaciones de derechos humanos y el periodismo independiente acompañan y dan seguimiento al problema.
Como ha dicho Jorge Alberto Hidalgo Toledo, México es el país de las tres desapariciones: el cuerpo, las evidencias y el significado. Es muy importante aprovechar el momento actual en donde los desaparecidos tienen hoy más visibilidad por esta tragedia. No se sabe si hemos llegado a un punto de inflexión, si este caso será la gota que ha derramado el vaso, o si en unas semanas llegarán otras tragedias que dejen atrás este caso. ¿Cuántos ranchos como Teuchitlán hay? Ya se sabe que hay cientos de fosas clandestinas y múltiples técnicas macabras para deshacerse de los cuerpos.
La jerarquía es poner primero a las víctimas y a las madres buscadoras, luego lo demás. Teuchitlán es parte de una cadena larga del horror; no se valen ni las campañas para golpear, ni las burocracias para hacer “historias oficiales”. Basta de maltrato y de armar espectáculos, como el que les hicieron a las madres buscadoras el pasado jueves 20 de marzo. El país está urgido de saber la verdad, de investigaciones con transparencia. Uno de los ángulos de esta tragedia es que devela un juvenicidio, la desaparición y asesinato de decenas de miles de jóvenes, en su gran mayoría pobres. La justicia no llega, las procuradurías y las policías son un desastre, pero vamos a una farsa de elección de jueces. Cuánta demagogia…
Investigador del CIESAS. @AzizNassif