Crecer en una realidad adversa es un modelo que le encanta a los artistas. Pero representa una dura prueba empresarial para las pymes mexicanas , las 400 mil que quebraron en los primeros dos años de pandemia y las que ahora difícilmente subsisten.
Así, existe una pregunta que bulle en las empresas, gobierno y universidades; ¿Cómo superar nuevos obstáculos al crecimiento para las pequeñas y medianas empresas ?
Los desafíos comunes que enfrentaban las pymes antes de la pandemia incluían la falta de fondos suficientes, incapacidad de ofrecer productos o servicios en grandes cantidades a través de las operaciones actuales y el acceso limitado a personas capaces de apoyar el crecimiento. El impacto de COVID-19, que permanece por las variantes registradas en el mundo, ahora agrega mayores obstáculos para la sobrevivencia y crecimiento de las pymes.
Los consejos recurrentes son optar por la resiliencia a través de la detección de nuevas oportunidades de negocio. Y este consejo desestima prácticas comunes y generalizadas de gestión, como postergar las compras. No puede establecerse un impasse eterno.
Sin embargo, la premura de acciones sin una reflexión previa no garantiza buenos resultados. Conviene entonces volver a los principios, bases y valores sobre los que se edificó el negocio. Hay quienes llaman a este proceso “recordar la misión”.
Tener claro lo fundamental, regresar al centro, induce a tener una mejor perspectiva de negocio y ampliar la visión para acceder a otras oportunidades, incluso dentro de otros sectores o industrias.
Tras una crisis, llámese Covid o cualquier peligro latente, cambian nuestras experiencias y expectativas de innovación, tecnología y avance. Modifican nuestra forma de interactuar, creer y trabajar.
En este momento, por ejemplo, la gestión del riesgo va a ser una prioridad en las agendas de los clientes. Advierten inminentes problemas económicos y sociales. Estar con sintonía ante esa visión genera la posibilidad de anticipar y cumplir nuevas necesidades de mercado.
Un elemento crucial de la resiliencia es la comunicación efectiva con todas las partes interesadas: inversores, empleados, proveedores, clientes y la sociedad en general. La comunicación actúa como un “mapa” sobre las acciones y decisiones a seguir. Es la guía perfecta de cuándo, dónde y cómo pivotear.
La resiliencia, en sí, implica un profundo respeto por la adecuación y el cambio. La capacidad de adaptación es lo que permite la vigencia y el crecimiento. De ahí que una de las principales lecciones de resiliencia empresarial, durante la pandemia, fue la agilidad. La rapidez para resolver y actuar se convirtió en la principal herramienta para sobrevivir a la incertidumbre y recesión, pero también para catapultar capacidades y recursos.
Vale recordar que l o que generalmente mata a los negocios es precisamente la incertidumbre , pero los empresarios son altamente adaptables al cambio. Esa es la génesis de la resiliencia y la única herramienta para que el crecimiento no sea una ilusión óptica, un espejismo infundado.
Investigador de tendencias empresariales y emprendimiento.