En este tiempo crucial para México, debemos estar conscientes de que la gravedad de la situación se debe a nuestras debilidades internas y a las infinitas amenazas de Trump que ponen en peligro la estabilidad política, económica y social del país.

Al inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum, México sigue dividido por las consecuencias de una política de avasallamiento de las instituciones con el fin de aferrarse al poder, sin pagar el costo político del bajo crecimiento económico, la constante inseguridad, la mala salud y la pésima educación, gracias al uso clientelar de los programas de bienestar.

Por su parte Donald Trump, comienza su segunda administración con ánimo de venganza contra la burocracia institucional de Washington, sin contrapesos ni equilibrios en el Congreso, pero con la resistencia de algunos jueces independientes. Impulsado por el mandato popular está dispuesto a dominar no solo el continente americano al revivir la Doctrina Monroe (Groenlandia y el Canal de Panamá para empezar), sino el mundo y convertir el siglo XXI en el siglo de Estados Unidos como el país “más fuerte, más seguro y más próspero”.

Así, la vulnerabilidad de México en su relación con Trump se debe en buena medida al impacto en el país vecino de las fallidas políticas de seguridad y de migración de López Obrador.

El 4 de marzo, en solo 30 días, Sheinbaum se comprometió a entregar resultados sobre la reducción sustantiva del tráfico ilícito de fentanilo y de la migración irregular con el despliegue en la frontera común de 10 mil militares de la Guardia Nacional.

El problema es que será Trump quien decidirá si México cumplió el compromiso a su entera satisfacción, una vez que le entreguen los resultados.

Lamentablemente no aprendimos de la primera experiencia, cuando López Obrador cedió a cambio de nada, para evitar el cierre de la frontera norte, al enviar a 27 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur a fin de contener a los migrantes, Seis años después seguimos en lo mismo.

“Gratis”, así lo festinó Trump y así se burló del entonces canciller Marcelo Ebrard: “no he visto a nadie doblarse tan rápido”. Fue un grave error haber nombrado ahora como responsable de la negociación del TMEC a Ebrard, a quien Trump desprecia.

“Lo peor que puedes hacer en un trato es parecer que estás desesperado por hacerlo. Eso hace que el otro tipo huela la sangre, y pronto estarás muerto”, escribió Trump en The art of the deal (El arte de la negociación)

Es indispensable entender la estrategia de negociar de Trump. Lo que busca es convertir a México en rehén de sus constantes amenazas pues una vez que cumplas con la primera, seguirá la segunda, y así sucesivamente, hasta que sea difícil salir de la trampa.

La aplicación de los aranceles a nuestro país, que Trump amenazó por segunda vez, podría dañar también a la economía estadounidense, pero manejó los tiempos con maestría, pues un día antes del plazo perentorio lo pospuso, y así ya obtuvo lo que quería, frenar el fentanilo y a los migrantes, sin dar nada a México y sin salir herido.

El único que resulta herido, lamentablemente, es México en su dignidad.

Embajador de México en retiro y periodista.

X: @AGutierrezCanet

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