La construcción de un gran hotel de la Sedena en la Reserva de la Biósfera de Calakmul. El arrecife coralino de Puerto Morelos, dañado por el anclaje del barco Melody, procedente de Cuba, con toneladas de balastro destinado a la construcción de vías férreas. Manglares en riesgo por la ampliación de un camino en Puerto Morelos que se proyecta para que puedan transitar 300 camiones diarios con balastro para el tramo 5 del Tren Maya. Ejidatarios despojados de sus tierras en Quintana Roo. Así las noticias sueltas alrededor del megaproyecto emblemático de este sexenio. ¿Cómo entender el contexto?

Entre el optimismo gubernamental y las críticas más agudas, un grupo de 30 académicos se preguntó: ¿qué tipo de desarrollo promoverá el Tren Maya?, ¿qué posibles riesgos y escenarios se podrán esperar?, ¿qué tipos de impactos?, ¿son previsibles?, ¿se pueden atenuar?, ¿cuáles podrán ser las medidas de mitigación de tales impactos?, ¿cuáles serán los medios para ser consultados, consultar, participar y manifestarse que tendrán los habitantes de las regiones afectadas por los cambios esperados? y, sobre todo, ¿qué tipo de beneficios tendrán los pueblos indígenas, las comunidades campesinas, las ciudades y los estados del sureste de México?

Convocados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para que realizaran un diagnóstico en busca de respuestas, el equipo multidisciplinario de investigadores de varios centros de estudios, con diversidad de enfoques y opiniones, culminó su trabajo con un libro. Pero Conacyt se negó a publicarlo y ordenó a los Centros Públicos de Investigación, no hacerlo. Es decir, lo censuró, como confirmó en estas páginas (entrevista de Christopher Cabello, 14/04/23) Eduardo Martínez Romero, coordinador, junto con Giovanna Gasparello y Miguel Ángel Díaz Perera, de la edición. Por fortuna, Editorial Bajo Tierra acaba de publicarlo y, además, lo pone a disposición pública en Internet.

Territorios mayas en el paso del tren. Riesgos previsibles y posturas independientes sobre el Tren Maya (Volumen 1) contiene 12 capítulos con información exhaustiva. Desde la historia del ferrocarril hasta el turismo y la mercantilización de la cultura en los territorios mayas (consumo cultural en modalidad fast food), desde la biodiversidad de la zona por la que pasará el tren, los problemas ambientales y conflictos socioambientales previsibles, hasta el cambio climático y su impacto (sequías, ondas de calor, inundaciones) en una de las áreas geográficas más vulnerables del país. Datos duros, gráficas, investigación de fondo, de la teoría al campo, los riesgos para la población local y propuestas de un futuro más sostenible.

En el libro se describen las Áreas Naturales Protegidas (ANP) que pueden resultar afectadas y el riesgo que corren los servicios ambientales que brindan los ecosistemas a la gente. Destacan los efectos en el manto freático de la península de Yucatán y la deforestación que, en Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán representó el 60% de la pérdida de cobertura vegetal del país entre 2002 y 2020. En dichos estados, el 45% de la población se encuentra en un grado de pobreza y sin una planeación adecuada y mecanismos consensuados de inclusión resulta altamente vulnerable.

El libro busca “promover la discusión y el debate crítico basado en información y datos científicos, fortalecer las alternativas de vida que practican quienes habitan los territorios del sur y disminuir riesgos y vulnerabilidades socioambientales”. La pregunta que sigue: ¿por qué lo censuraron?

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