De un reencuentro insospechado en adelante es un libro que cuenta la historia de una escritora y un pintor que comparten el otoño de sus vidas. Y de qué manera.
Bárbara Jacobs narra, con asombroso detalle, su historia con Vicente Rojo, sus 18 años juntos, la convivencia “feliz y tranquila”, sus casas y sus días, la vida cotidiana, los “quehaceres intrascendentes”, sus obras y sueños compartidos, amistades y querencias familiares. Y luego, la desolación por la pérdida.
La autora recuerda su vida con Tito Monterroso hasta que él fallece y luego el reencuentro con Vicente, hasta el día de su muerte, el 21 de marzo de 2021. Comparte su dolor y su desesperación, lo insoportable de la ausencia. Y la sinceridad de sus letras nos conmueve de manera que hacemos nuestro su duelo con melancolía insospechada. Porque la desolación que la habita nos llena de tristeza, pero también de belleza literaria. Y es que escribe desde la entraña más honda y solo la escritura la salva cuando quiere morir. Hace este relato con la emoción a flor de piel y porque su amigo Jorge Gaxiola le hizo prometer que lo haría, que contaría su historia de amor con Rojo. Que no termina cuando él muere, porque, expresa: “¡Como lo extraño! A veces incluso me paro delante de la entrada de mi casa en espera de que Vicente vuelva y pase a quedarse conmigo para siempre”.
En un ejercicio de memoria íntima, y acompañada con dibujos de Rojo, Bárbara hace un retrato del artista desde el privilegio de su mirada cercana. Dice de él en una de sus páginas: “Es el hombre que quería Teitaro Suzuki, igualmente apacible ante el infortunio que ante el bienestar, sólo que capaz de abrir la puerta al danzador que lleva dentro (…)”. En otras líneas revela lecciones de vida: “Él nunca pide nada, se divierte con lo que hace, no compite con nadie. Vive en paz con la vida. Una magistral combinación de humor con inteligencia, serenidad y bondad”.
El libro contiene 23 textos breves donde la presencia luminosa de Vicentico, como Bárbara le dice, palpita en cada línea. Nos regala a los amigos y colaboradores cercanos de Rojo, a Rafael López Castro y a Germán Montalvo, a su médico Arnoldo Kraus, a Cristina y José Emilio Pacheco, a Neus Espresate, con quien fundó Ediciones Era... Describe a Vicente mientras realiza sus series y lo que a ella le provoca mirar el resultado. Ante Casa de Letras: “Quería arrodillarme y enterrar la cara en la tierra y llorar de emoción desbordada. O quería abrazar y alzar los brazos hacia una cúpula y reír, reír de alegría”, cuenta.
Los textos de Bárbara son como dibujos, pinturas, grabados, técnicas mixtas… Viñetas que retratan la vida y muerte de un pintor y ser humano fuera de serie. Pero también a la autora que se duele con la pérdida y busca sentido y verdad en la escritura, en la música, en la poesía, en las reflexiones de otros. Traduce a Vladimir Jankélévich: “Aquél que ha sido no puede en adelante dejar de ser: en adelante ese hecho misterioso y profundamente obscuro de haber sido es su viático para la eternidad”. Y quiere creerle al filósofo para reconocer la llegada de la primavera desde el invierno congelado que vive durante el duelo.
La lectura se agradece como se agradece la belleza, el bálsamo de la palabra, la publicación de un libro que, en su brevedad, encierra la potencia del amor y del arte en tiempos de odio. Y nos hace sentir como quien escucha una sonata de Beethoven en medio de la guerra o baila como Gene Kelly bajo la luvia. (El libro, coeditado por el Colegio Nacional, la Universidad Iberoamericana, la Universidad Veracruzana y el ITESO, se presenta hoy a las 18 horas en el Centro Social y Cultural Veracruzano. Miguel Ángel de Quevedo 687, Coyoacán. Acompañamos a la autora Juan Villoro y Adriana Malvido).
melc