Llevo semanas, meses recorriendo municipios a lo largo y ancho de este país, escuchando las inquietudes, preocupaciones, demandas y señalamientos de los militantes. De ahí que he insistido en que la reconstrucción del partido debe ser municipalista, para enfrentar los graves, diversos y muy complejos problemas.

En esta nueva fase de la campaña interna, me mueve y emociona que cada vez sean más los militantes responsables, comprometidos y conscientes de la muy necesaria y urgente reconstrucción que Acción Nacional requiere para ser una oposición sólida y fuerte, para que los ciudadanos vuelvan a confiar en nosotros.

Nuestra prioridad debe ser, como desde 1939, decidir qué es lo mejor para México. Y no tengo duda: eso transita por salvaguardar la autonomía e independencia de los Poderes de la Unión, de los órganos autónomos y de las instituciones de la República. Para lograrlo, tenemos que fortalecer al partido desde el municipio.

Por eso necesitamos una nueva dirigencia, con decencia pública y de tiempo completo, que sea capaz de convocar y reunir a los panistas, mujeres y hombres libres, de todas las edades y de todas las ocupaciones, para que en un ejercicio de sana convivencia, las opiniones de todas y todos cuenten.

He aquí nuestros 10 ejes para la reconstrucción:

1. Recuperar la confianza de los ciudadanos, entender sus inquietudes y abrazar sus causas. Fueron millones los ciudadanos que nos dieron un voto de confianza y, a estas alturas reclaman las traiciones legislativas, los oscuros acuerdos entre cuates, familias y cuotas.  Hoy, gran parte se siente defraudada.

2. Restablecer la cohesión entre los panistas. La unidad debe construirse entre todos, a la luz de lo que duele, lástima y afecta al partido, con una fórmula muy sencilla: acatar, cumplir y practicar los principios de doctrina, así como los estatutos y reglamentos que hoy tenemos, más allá de las reformas que efectivamente deben hacerse.

3. Reconstruir las capacidades de acción política. Es importante fortalecer el desempeño institucional para presentar alternativas viables a problemas locales y nacionales.

4. Regresar a la vida democrática e institucional. Poner un alto a las designaciones; que la norma no sea la discrecionalidad para aplicar los métodos extraordinarios que solo fortalecen la centralización del control interno.

5. Rectificar los errores políticos del siglo XXI. Hay que reconocer que nos alejamos de los métodos de discusión democráticos y cometimos errores tales que nos desdibujaron y que propiciaron el alejamiento del electorado.

6. Recobrar la formación y promoción de líderes políticos. El PAN tiene que estar enfocado a detectar activistas comprometidos con el bien común y regresar a ser una escuela de ciudadanía. Necesitamos más jóvenes y más mujeres dentro, pero los necesitamos formados en nuestros principios.

7. Reintegrar la propuesta humanista del PAN. Es retomar y reafirmar nuestra identidad humanista por encima de intereses personales, familiares o grupales.

8. Revivir la imagen de congruencia y honestidad. Solo así, con congruencia entre nuestra formación, nuestros dichos y nuestros actos podremos ver de frente a los ciudadanos, para demostrar que nuestra prioridad es recuperar la reputación de Acción Nacional.  Así deben ser nuestras acciones públicas, partidistas, de gobierno y legislativas.

9. Rescatar logros de gobiernos y legisladores del PAN. La historia es implacable y el análisis de la realidad en datos demuestra el desempeño de nuestra acción política en temas de estabilidad, calidad de vida, promoción y defensa de las mujeres, transparencia y rendición de cuentas, reducción de la pobreza y lo anterior, gracias al impulso de políticas públicas eficientes, eficaces y racionales, siempre con apego a la ley y el respeto a las instituciones.

10. Reivindicar el proyecto histórico del PAN. Luchar contra el autoritarismo, la mentira, las traiciones y contra la destrucción de la democracia en México, mediante la promoción de valores como la libertad, la tolerancia, la pluralidad, para garantizar la unidad entre las y los mexicanos.

Tenemos que salir a las calles a trabajar por un México mejor. Así lo hicieron los panistas de antaño. Sin duda a equivocarme, seguramente muchos que hoy están y otros que hicieron lo propio, construyeron los cimientos y sembraron la semilla de la lucha partidaria para que quienes integran la planilla para dirigir al Comité Ejecutivo Nacional, junto conmigo, que entendemos la política como vocación de servicio, estemos en la búsqueda de reconstruir y recuperar al partido. Su ejemplo nos inyecta la fuerza necesaria para seguir en esta brega de eternidad.

Es necesario e impostergable devolver al partido su democracia interna, garantizando así el poder y derecho que tienen los militantes de participar en la elección libre de sus dirigentes, pero también en las decisiones partidarias que tienen un impacto para las y los mexicanos.

Política y activista

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