El anuncio hecho por el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre diversas reformas legales a la Constitución, no es más que una estrategia electoral para ayudar a Claudia Sheinbaum, cuya única fuerza está soportada en el respaldo del aparato gubernamental.
El tabasqueño, como buen jefe de campaña y pésimo gobernante, sin ningún pudor y menos sentido de la responsabilidad, aplica el dicho popular “prometer no empobrece, cumplir es lo que aniquila”.
Y como buena discípula, su candidata, en rueda de prensa, reveló el plan: “Estas propuestas son parte del programa que vamos a presentar el 1º de marzo a la ciudadanía, como inicio de la campaña electoral de nuestra coalición ‘sigamos haciendo historia’. Estamos convocando de manera muy importante a una difusión en todo el país de estas propuestas”.
Con la noticia se hizo público lo que ya era obvio: Palacio Nacional es, oficialmente, la casa de campaña de la científica y la de todos los candidatos del régimen que, ya sin vergüenza alguna, volverán a prometer lo que en la práctica han sido incapaces de cumplir.
En la presentación de reformas constitucionales, el jefe de campaña -ese que no ha tenido empacho alguno en abandonar la investidura presidencial e insistir en violar la ley al entrometerse en el proceso electoral desde que asumió el poder- planteó como una de sus propuestas: “garantizar atención médica integral de manera gratuita a todos los mexicanos”.
¿En verdad el presidente desconocerá que desde 1983, el derecho a la salud fue elevado a rango constitucional? ¿No estuvo enterado de las reformas en materia de derechos humanos aprobada en 2011? ¿No le bastaron los cambios cosméticos del 2020?
Durante todo su gobierno prometió el “mejor sistema de salud del mundo” y la realidad es que 50 millones de personas están en el completo abandono, incluyendo los cientos de miles de mexicanos que aportan sus cuotas al IMSS y al ISSSTE. Dinamarca nunca llegó y lo único que se les ocurrió hacer es instalar una enorme bodega, tan vacía como su gobierno, a la que todavía se atreven a llamar “farmaciota”, la cual es más bien el monumento al engaño que cobra vidas y enluta hogares.
En su falsa narrativa y ante la crisis hidráulica que azota al país, el originario de Macuspana no se inmuta para prometer: “hacer respetar las zonas con escasez de agua y solo autorizar en ellas concesiones para uso doméstico”.
Los que ahora se autodenominan ‘integrantes de la cuarta transformación’ y presumen pureza ideológica de izquierda, han gobernado la CDMX desde hace más de 25 años y hoy, los capitalinos padecen los estragos de la falta de política pública en materia hidráulica.
El gobierno de López Obrador desmanteló la Comisión Nacional del Agua y muchas de las concesiones siguen en manos de poderosos políticos cuatroteístas, que aprovecharon sus encargos y de paso generaron problemas en estados como Nuevo León y Chihuahua, quizás de eso puede darnos mayores datos, la ex ministra y ahora senadora Olga Sánchez Cordero.
Y para continuar con el cinismo, López Obrador se aventó la puntada de plantear: “prohibir el comercio de vapeadores y de drogas químicas como el fentanilo, penalizar con severidad el delito de extorsión que lleva a cabo la delincuencia organizada…”.
¡Cómo se atreve a mentir con tanta facilidad, cuando su gobierno tiene al país bañado en sangre y son evidentes los vínculos de los gobiernos de la mal llamada transformación con el crimen organizado; ahí están Morelos, San Luis Potosí, Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Chiapas, Tabasco, Veracruz, Quintana Roo, Baja California, Colima y Zacatecas, por mencionar sólo algunos!
¡Cómo se atreve a mentir, cuando han sido incapaces de proteger a los productores de limón, de aguacate, a los vendedores de pollo, a los comerciantes y a los transportistas que sufren y pagan las consecuencias de la política que sólo abraza, disculpa y libera a los criminales!
¡Cómo se atreve a prometer lo que no puede cumplir, cuando hay evidencias de que el narcotráfico ha hecho “aportaciones voluntarias” a su movimiento -aunque insista en negarlo- e intente desviar la atención de la conversación pública con estrategias electoreras supuestamente a favor del pueblo!
López Obrador y Claudia Sheinbaum lanzan propuestas que saben impactarán en una sociedad a la que, desde hace muchos años, se le ha sembrado odio y resentimiento y como mercaderes de la necesidad, prometen pensiones al cien por ciento, cuando saben que las finanzas públicas, de por sí dañadas, hoy colapsan por el saqueo descarado para obras públicas, surgidas desde el capricho presidencial y que, hasta el momento, no han mostrado su utilidad para el país.
Han lanzado una campaña para desaparecer al poder judicial, acusando a sus miembros de corrupción y con ello evitar hablar de las corruptelas y el tráfico de influencias de la familia presidencial y su larga lista de amigos, con los que acumulan riqueza.
Gobernar con letra muerta se ha hecho una costumbre para los cuatroteístas, quienes han anunciado el despliegue de un debate nacional que más bien será un monólogo oficialista, porque no están dispuestos a aceptar la cruda realidad; lo único que pretenden es difundir promesas y promesas que jamás cumplirán, así como desviar la conversación pública sobre los enormes y graves problemas que este gobierno ha heredado a las nuevas generaciones.
¡Sí, los cuatroteístas sólo saben gobernar con letra muerta, porque lo único que pueden cumplir es dar continuidad al legado obradorista para México: muerte, miedo y miseria!
Política y activista