1995. XVI Asamblea de Acción Nacional para elegir integrantes del Consejo Nacional. Carlos Castillo Peraza, dirigente del Comité Ejecutivo Nacional, al presentar su informe de actividades y ante las horas difíciles que México vivía, consideró que la militancia toda tenía que enfocarse en dos tareas fundamentales: cuidar al país y cuidar al partido.
"Cuidemos también al partido, ya que es el instrumento que elegimos libremente para cuidar al país. No apostemos a la catástrofe, a la ingobernabilidad, a la violencia o a la venganza como rutas para llegar al poder...".
A lo largo de los años, hemos visto con tristeza cómo se ha desdibujado su encomienda que, dicho sea de paso, debió y debe ser, principio de vida para todos los que formamos parte de Acción Nacional.
Si bien el concepto de "cuidar al partido" debiera ser eje rector para todas y todos, entendido y aplicado en su más amplio sentido literal y no interpretativo, resulta paradójica la postura que al respecto tienen las dirigencias contra el sentir de la militancia. Me explico:
Quienes tienen cargos en los órganos de dirección centran su preocupación por "cuidar al partido" en evitar la autocrítica o pronunciamientos sobre lo que se pueda denunciar, combatir, señalar de lo que pasa, como si ello fuera nocivo para la vida interna. Pareciera que su sugerencia es "comenta, señala, critica... pero en tu casa, porque en este momento, no hay espacio para hacerlo ni en el partido ni ante la opinión pública... No vayas pregonando en los medios, porque lastimas -la ya lastimada- imagen partidista".
No me explico por qué tapar el sol con un dedo cuando a todas luces, Acción Nacional le ha fallado a las y los mexicanos. Ahí están los resultados electorales: obtuvimos poco más del 16% de los votos del electorado, que en su mayoría, optó por no votar o mejor aún, acompañar a otras fuerzas políticas. Simplemente, no confiaron en nosotros.
No se dan cuenta que sus acciones y omisiones cubren actos deshonestos de algunos que se dicen "intachables" y sus silencios solapan acuerdos y componendas que se han hecho públicos y que, por cierto, han abonado a la efectividad de la narrativa cuatroteísta en nuestra contra. La falta de autocrítica daña a la institución, no a la administración partidista en cualquiera de sus órdenes de dirección.
No es gratuito que la mayoría de las dirigencias se acomoden y operen a favor de quien garantiza la continuidad -aunque se niegue- de lo que no convenció a las y los ciudadanos, porque ya han asegurado un puesto, con su presupuesto incluido. Es triste aceptar que su máxima aspiración sea administrar el desastre y edificar sobre ruinas, so pretexto de "cuidar al partido".
Si llegamos al punto, como instituto político, de ser acusados de incongruentes, deshonestos y cómplices de cualquier mafia o cártel hasta por los integrantes de casa, es momento de demostrar que es falso, que tenemos doctrina, que la militancia es honesta, consistente y dispuesta a aportar su grano de acciones a favor de México, con nuestros métodos democráticos. En este sentido, es necesario reconstruir al panismo y evitar más de lo mismo, con otra cara, pero con las mismas formas autoritarias de control.
Caso contrario a la forma en que han cuidado al partido gran parte de las y los militantes de cada municipio que he visitado. "Tenemos que hacer algo -dicen- porque hay que cuidar al partido... Hemos trabajado solos, como hemos podido, con nuestros medios, sin el apoyo y acompañamiento de las dirigencias estatales -ya no se diga de la nacional- que sí tienen -y disponen- de recursos humanos, económicos y tecnológicos para fines personales y no de bien común". Por ello es que se sienten abandonados y no representados en los órganos partidistas, decepcionados ante lo desastroso que fueron los resultados electorales para el PAN en este 2024.
Algunos señalan el descuido y el desinterés de sus dirigencias estatales para tomarlos en cuenta o escucharlos; éstas se sienten dueñas de su parcelita, con derecho a perpetuar acciones contrarias a nuestra esencia y espíritu democráticos, dispuestas a operar las estructuras como si el partido fuera una franquicia. Con tal de conseguir este objetivo, se pretende formalizar un método extraordinario para renovar sus órganos de dirección, es decir, anular el derecho a votar de la militancia. Retomo a Carlos Castillo, cuando afirmaba que “la democracia no es es peligro; la democracia es la oportunidad”.
La militancia reconoce que cuidar al partido es cuidar su imagen congruente y democrática, su integridad, su honestidad, sancionando y expulsando a los corruptos que tanto daño han hecho al PAN, todos aquellos que han querido servirse del partido.
Hoy, como lo hicimos desde nuestro origen, las y los militantes estamos llamados a cuidar al partido de forma responsable, serena y coherente. Es por nuestro porvenir, por las instituciones de la República, por México.
Termino con lo que señalaba Carlos Castillo: "No tengamos temor de reconocer lo bueno, de donde quiera que venga, ni temamos denunciar y combatir lo malo sin importar su procedencia. Mantengamos la apuesta por nosotros mismos".
Política y activista