Como escribí a principios de febrero, la amenaza del también populista Donald Trump era difícil de concretarse, pues ponía en riesgo la economía de su país. La presión vino de muchas partes, pero especialmente de los empresarios que han empujado el tratado comercial con México y Estados Unidos.
En esa ocasión, Claudia Sheinbaum otorgó como tributo al presidente norteamericano, 10 mil miembros de la Guardia Nacional en la frontera para detener el flujo migratorio, lo cual no fue suficiente. Luego vino la entrega de 29 miembros del crimen organizado, muchos de ellos detenidos en sexenios anteriores; el más significativo: Rafael Caro Quintero.
En esta semana que concluye y luego de diversas reuniones de los equipos de gobierno de ambos países, de las cuales poca información se conoce, Trump anunció por segunda ocasión aranceles para México y de nuevo, la batalla preferida de los propagandistas de la transformación se dio en el ámbito público: “nacionalistas” contra “traidores”.
"¡Defendamos la soberanía de México!", repiten una y otra vez desde Palacio Nacional en cada conferencia matutina, además de excesivos llamados a la "unidad", precedidos de descalificaciones hacia los “adversarios”, ataques a lo que queda del Poder Judicial y señalamientos de una gobernante que se refiere a los mexicanos que no coinciden con su partido como “adversarios”, tal cual lo hace un jefe de partido y no un jefe de Estado.
Así es que, en esta ocasión, no hubo entrega de ningún otro jefe de los grupos delincuenciales, menos de los políticos que han sido señalados por sus vínculos con ellos. El llamado fue a concentrarse en el zócalo capitalino, a una “sesión informativa” al estilo de los López: José López Portillo y Andrés Manuel López Obrador.
Una llamada más entre los mandatarios de ambos países y nuevamente el anuncio de Donald Trump: una nueva pausa hasta el mes de abril. Y como buenos propagandistas, los morenistas siguen convocando a la concentración. Claudia Sheinbaum sólo cambio -sin ningún empacho- el motivo de la reunión masiva: “haremos un festival” y de paso “hablaremos de la reforma judicial”.
Dos populistas encontraron, en la amenaza de “ahí viene el arancel”, alimentar a sus bases electorales, mientras ignoran los verdaderos problemas de sus naciones. En México, la inseguridad aumenta, los medicamentos escasean y los servicios de salud son cada vez más ineficientes. Lamentablemente el gobierno promueve ideología en lugar de educación.
Y para colmo, con el pretexto de la “unidad”, gobernadores de todos los partidos de oposición hacen públicas sus intenciones de estar en el “festejo de la transformación”, en la que como fue anunciado, se abordará el tema de cómo destruir el equilibrio de poderes y aniquilar la justicia en México.
En abril nos encontraremos nuevamente en la misma telenovela: Donald Trump en el golpe y la palmada, mientras el gobierno de México aprovechará la “vena nacionalista” de los mexicanos, sin medir las consecuencias.
No debe extrañarnos el aumento de la popularidad de la presidenta. Lo que debe ocuparnos es la reconstrucción de la Patria, pues cada vez serán más los que quieran ser parte del poder y menos los que deseen encabezar la oposición, hasta que el péndulo nos regrese a la cordura, mientras el futuro nos alcanza.
Política y Activista