Levantarse antes de las 7 de la mañana, repasar no solo nuestra agenda diaria y nuestros pendientes sino las clases que tendrán nuestros hijos a lo largo del día; atender reuniones online, buscar el espacio más silencioso de la casa para darnos cuenta de que no existe; atender las dudas de los niños, tratar de coordinar la agenda con nuestra pareja para que no hablemos los dos al mismo tiempo; organizarnos para realizar las tareas domésticas, preparar las comidas… y la lista puede seguir.

La pandemia cambió a las mujeres; sin duda, la contingencia nos obligó a modificar nuestra vida personal y profesional. Las mujeres que trabajamos y que teníamos ya una rutina establecida, tuvimos que ampliar nuestro espectro de actuación para convertirnos en maestras, doctoras y hasta psicólogas de tiempo completo. Muy probablemente las mujeres profesionales han tenido circunstancias similares, pero ¿Qué hace diferente cada caso? Desde luego, las políticas de cada empresa y las acciones para promover entornos diversos y donde se tomen decisiones en favor de ellas.

A un año de que inició en nuestro país la situación retadora que vivimos y a propósito del Día Internacional de la Mujer, vale la pena reflexionar sobre cómo vivimos esta realidad en cada uno de nuestros lugares de trabajo y los retos que las compañías deben asumir para contribuir a seguir impulsando el desarrollo de las colaboradoras que son mamás.

Para nada es fácil, pero hoy las mujeres más que nunca estamos dispuestas a luchar por una verdadera igualdad de género. De acuerdo con un análisis reciente realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ( https://imco.org.mx/cuales-son-los-beneficios-economicos-de-sumar-a-mas-trabajadoras/) incorporar a más mujeres a la economía mexicana impulsaría el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 15% en una década. Si México no implementa una agenda de inclusión sustantiva y real, y mantiene su tendencia actual de incorporación de mujeres al mercado laboral, el PIB en 2030 solo sería 5% mayor.

Esto resulta alentador y alarmante al mismo tiempo. ¿Las empresas están verdaderamente dispuestas a apostar por el talento femenino? De acuerdo con el informe “Women in business 2020” de Grant Thornton ( https://www.grantthornton.mx/prensa/marzo_20202/Mexico_alcanza_el_maximo_historico_de_mujeres_en_puestos_de_alta_direccion/ ), las mexicanas ocupamos el 37% de los puestos directivos en medianas empresas, siendo éste el máximo histórico en los 13 años que lleva realizándose el informe.

En este sentido, como sociedad tenemos que seguir impulsando mejores prácticas y como mujeres hoy más que nunca es momento de retar el status quo de las culturas laborales en las que nos desarrollamos. Pero el reto más grande sigue estando en cancha de las organizaciones.

Integrar una cultura organizacional que nos permita a las mamás encontrar el equilibrio entre vida y trabajo es cada vez más necesario. Un ejemplo de ello es la compañía que representamos, que antes de la pandemia, ya contaba con esquemas de trabajo como el flex time y remote work, con un enfoque 100% en resultados, mediante los cuales podemos organizar nuestro propio tiempo para atender nuestros asuntos personales sin necesidad de sacrificar nuestro trabajo; o los programas de mentoría, mediante los cuales podemos tomar el ejemplo de mujeres que ya tienen puestos directivos para aprender de ellas y de su experiencia. Al final las mujeres desde cualquier posición podemos aprovechar estos beneficios y transmitir el entusiasmo entre equipos.

Todas estos programas nos brindan la oportunidad de seguir demostrando que las mujeres somos igual de capaces para lograr lo que nos proponemos, pues somos muchas las mujeres al mando de equipos en diferentes áreas. Por ejemplo, en Mondelēz México el 46% de nuestros puestos de ingeniería y logística son ocupados por mujeres; en puestos de liderazgo somos el 36%, 34% en puestos operativos en las plantas y en puestos gerenciales estamos presentes en un 41%.

Hay mucho camino por recorrer, pero sin duda la pandemia ha venido a poner las cartas sobre la mesa, las compañías tienen el reto de contribuir a lograr que las colaboradoras tengamos ese balance entre vida y trabajo para hacer más llevadero el confinamiento, y a tomar las decisiones correctas para lograr el auténtico empoderamiento de su talento femenino. Sólo juntas seguiremos rompiendo barreras.

2021 seguirá siendo un año de cambios relevantes en nuestras sociedades, y las mujeres tendremos cada vez más valor en esta ecuación, y una forma de defender nuestra posición será desde el talento, pero sobre todo desde el liderazgo. En estas nuevas reglas del juego, hombres y mujeres tenemos la responsabilidad en conjunto de construir espacios de mayor diversidad y equilibrio. Y para las empresas, la misión es y será permitirnos seguir cerrando brechas y abrir paso a nuevas oportunidades en beneficio de todas y todos.

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