A 15 días de la elección del 6 de junio es innegable el avance de la oposición en la Ciudad de México, que reconfiguró su mapa político. Este triunfo inédito no fue fortuito, fue producto del hartazgo ciudadano de un partido con aspiraciones hegemónicas, la consolidación de un solo frente de oposición real y de la confianza de los ciudadanos con éste.
Dicho avance histórico le permitirá a la alianza Va por México gobernar nueve de 16 alcaldías y contar con 31 de 66 diputados en el Congreso de la Ciudad de México, por lo que podemos afirmar que la coalición dio sus primeros pasos siendo el receptáculo de la confianza de millones de votantes, a quienes hoy agradecemos profundamente y pedimos seguir nuestro trabajo para mejorar como gobernantes.
Algo nos debe quedar claro en la alianza: si bien el voto popular hos nos favoreció, también puede castigar un mal ejercicio de nuestro gobierno.
Hago un llamado respetuoso a todos los que integramos la alianza Va por México, para no caer en triunfalismos y mantener un criterio autocrítico que nos permita no repetir los errores del pasado.
A todos los que integramos la alianza nos queda claro que no hay lugar para un optimismo desenfrenado: debemos poner los pies en la tierra y ver que lo que verdaderamente está en juego trasciende proyectos políticos. Lo que está en juego es, ni más ni menos, el futuro de nuestro país y de su capital.
También, el futuro de la alianza está en juego; mientras mostremos unidad, cohesión y madurez política interior podremos sortear las adversidades políticas venideras, de otra forma, el futuro de la alianza será poco prometedor y volveremos a la dinámica de perder, si luchamos separados.
No podemos seguir permitiendo gobiernos que comunican a través de la propaganda y no de una auténtica rendición de cuentas, no podemos permitir el uso político de la justicia a través de su uso selectivo, no podemos permitir que las políticas públicas en la Ciudad de México sean producto de la emulación política en otros gobiernos.
En cambio, debemos pugnar por un gran pacto de gobernabilidad democrática en la Ciudad de México que permita transitar de la falta de acuerdos a la concertación política. El entendimiento y las buenas prácticas, no sólo en materia política, sino en materia económica, pues la reactivación productiva de la Ciudad no puede esperar más.
En Va por México tenemos claro el mandato de los ciudadanos, que no sólo exigen mayor transparencia sobre el quehacer de los gobiernos, también requieren información sistematizada, con indicadores de impacto y de la gestión de cada uno de los gobiernos que encabezaremos, no sólo porque tenemos la obligación de rendir cuentas, sino porque queremos brindarle al ciudadano la información suficiente para que decida qué rumbo quiere para su futuro.
Invitamos a que los organismos de la sociedad civil sean parte fundamental de esta nueva tarea.
Para los alcaldes reelectos y electos de la alianza resulta indispensable lograr un diálogo constructivo con otras autoridades o poderes, con el objeto de avanzar hacia un escenario en el que la distribución del presupuesto entre las alcaldías de la Ciudad de México esté en función de criterios que abonen a un esquema más justo para todos.
No ponemos en duda la importancia de que entre todos debemos contribuir a un desarrollo equilibrado de la Ciudad, pero estamos convencidos de que ello debe ocurrir sin poner en riesgo el crecimiento ordenado de nuestras alcaldías, en beneficio de los ciudadanos que habitan en ellas y contribuyen en ellas.
En suma, la nueva realidad política de la Ciudad de México requiere de autoridades y representantes que vuelvan a poner a los ciudadanos en el centro de la agenda. En la alianza estamos comprometidos a ello, a informar para decidir, a transparentar para contrastar y a concertar para conciliar.