Hace 698 años, un valiente grupo de mexicas concluyó su peregrinar desde Aztlán. Habían llegado al lugar y lo sabían porque encontraron la señal: un águila devorando una serpiente. De acuerdo con los registros históricos, fue el 13 de marzo de 1325 cuando comenzó a construirse lo que sería la gran Tenochtitlan.
Ese sueño sobre una laguna es hoy una de las metrópolis más grandes e importantes del mundo, y a lo largo de su historia ha enfrentado diversos retos y desafíos en materia urbana. Durante décadas, la zona metropolitana del Valle de México (ZMVM) se consideró la más grande del mundo, sin embargo, otras zonas en otras latitudes han crecido mucho más que la ZMVM, como las de Pekín y Shanghái, Nueva York, Los Ángeles, entre otras, de acuerdo con estimaciones de publicaciones como la American Scientific Journal y Nature.
No obstante, nuestra ZMVM sigue siendo una de las más grandes del mundo. De hecho, podemos decir que basados en un parámetro poblacional, nuestra ZMVM se encuentra entre las 15 más grandes del mundo (OCDE. Cities in the World: A New Perspective on Urbanisation, 2020). Esto no es menor, pues desde su fundación, la ZMVM ha crecido y se ha transformado en una urbe compleja, con más de 21 millones de habitantes y, desde luego, con los grandes retos que ello implica. Y por retos, me refiero a que son auténticos desafíos para cualquier gobierno, en cualquier parte del mundo y que constituyen una oportunidad para ser pioneros en las buenas prácticas a nivel internacional.
Por ejemplo, uno de los principales retos es la movilidad. Sin un transporte público a la altura de la demanda poblacional, las ciudades tendrían más congestionamientos viales y aumentarían los tiempos de traslado, disminuyendo la calidad de vida. Además, si la infraestructura vial es precaria y no cuenta con las condiciones necesarias para garantizar la seguridad de los peatones y ciclistas dichos tiempos de traslado también aumentan. Para enfrentar este reto, es necesario seguir invirtiendo en un transporte público eficiente y sostenible, con sistemas de transporte masivo como el Metrobús y el Tren Ligero, así como una red de ciclovías seguras y accesibles.
Otro gran reto que enfrentamos en la ZMVM es el acceso a la vivienda. El crecimiento demográfico exponencial ha llevado a una fuerte demanda de vivienda, lo que ha generado encarecimiento de los precios asociados a dicha industria, dificultando el acceso a una vivienda digna para gran parte de la población. Considero que, para enfrentar este reto, es necesario seguir promoviendo el acceso a la vivienda digna y regular el mercado inmobiliario, garantizando la seguridad y calidad de las viviendas en toda la ZMVM.
Otro gran reto de las grandes zonas metropolitanas del mundo es el cambio climático. Nuestros territorios son vulnerables a fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones e, incluso, sequías, lo que afecta gravemente la calidad de vida de nuestras poblaciones. Me parece que para enfrentar este reto, es necesario mantener una visión que promueva la adaptación y mitigación al cambio climático, a través de la implementación de programas de eficiencia energética, el fomento del transporte no motorizado y la generación de energías renovables, entre otros.
En conclusión, la ZMVM como parte de las zonas metropolitanas más grandes del mundo enfrenta grandes retos. Para enfrentarlos, es necesario seguir implementando políticas públicas integrales y sostenibles, que promuevan la participación ciudadana y la colaboración entre los diferentes actores involucrados en la transformación de la ciudad. Estoy convencido de que es posible enfrentar estos retos a través de soluciones innovadoras y transformarlos en mejores prácticas, en una urbe más habitable, sostenible e inclusiva, en la que todas y todos podamos vivir con dignidad y plenitud. Y para eso se requiere la participación de no sólo de los gobiernos, sino de las y los ciudadanos, de ti, de mí, de nosotros. Decía Carlos Fuentes: "Aquí nos tocó vivir". Bueno, pues aquí nos tocó darlo todo para vivir mejor.