La calle de Corregidora, característica por sus vendedores ambulantes, zapaterías, ferreterías, tiendas de mochilas, telas y comida, se ha ido transformando en la pasarela política de las corcholatas de Morena, pues es donde curiosos y transeúntes expresan sus preferencias electorales.

Entre gritos de “¡Presidente!”, abrazos, apretones de mano y selfies con simpatizantes, los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, y de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, aprovecharon que Corregidora está envallada y caminaron por enmedio en busca de afectos y simpatías.

Ayer, ambos aprovecharon su visita a Palacio Nacional, donde —junto al presidente Andrés Manuel López Obrador— se reunieron con John Kerry, enviado especial del gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para el Clima.

Los funcionarios llegaron caminando a la calle de Corregidora 8; las camionetas se quedaron cerca de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pues lo que importa es gastar suela y placear ante el futuro electorado.

“¡Es la emoción, es la emoción!”, dijo una mujer que pidió que le tomen una foto con el canciller, a quien abrazó con cariño.

Quien también llegó a la sede del Poder Ejecutivo federal caminando fue el encargado de la política interna, que al acercarse a los ciudadanos atendió sus demandas. Una mujer —dijo ser enfermera— pidió su ayuda para conseguir empleo. “¿Tiene su teléfono?”, preguntó el secretario de Gobernación al recibir un documento a la enfermera.

Otra mujer le solicitó una selfie y, al verla emocionada, el secretario de Gobernación tomó su celular y —como todo un experto— sacó la fotografía.

En medio de los curiosos, se le preguntó sobre la acusación del senador Ricardo Monreal de que en el acto del domingo en Toluca violaron la ley electoral.

“De ninguna manera”, dijo.

“¿Qué le responde a Monreal de que violó usted la ley allá en Toluca?”, se le preguntó.

“No, nada, ¿qué le voy a responder? Nada”, señaló.

Pero también en el mundo virtual las corcholatas presidenciales se hicieron presentes. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, presumió que en su oficina del Antiguo Palacio del Ayuntamiento desayunó huevo revuelto, una rebanada de pan tostado con aguacate y café.

Luego se puso los “guantes” junto al secretario de Gobierno, Martí Batres, y el titular del Instituto del Deporte, Javier Hidalgo, para anunciar la Clase Masiva de Box que se realizará el 18 de junio en el Zócalo, para la que se espera una asistencia de 15 mil a 20 mil personas a fin de romper el Récord Guinness de la clase más grande del mundo, el cual tiene Moscú, la capital rusa.

Mientras, en la pasarela de Corregidora la pasión política se volvió contra el canciller.

“¡Marcelo, explica lo de la Línea Dorada!”, gritó alguien. Otros ciudadanos decían que había que preguntarle por qué está cara la comida y —conforme a la picardía mexicana— un despistado confundió a Kerry con John F. Kennedy, lo que causó una sonrisa en el estadounidense.

Así la pasarela de las corcholatas de Morena, quienes han encontrado en la calle de Corregidora un espacio para exponer sus aspiraciones políticas.

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