A pesar de que desde marzo pasado quedó prohibida laen escuelas públicas y privadas, la plataforma Mi Escuela Saludable, que impulsa la organización civil El Poder del Consumidor, acumula 46 mil 599 reportes de planteles que en el ciclo escolar 2024-2025, que está por concluir, siguen comercializando este tipo de productos.

De acuerdo con esa plataforma, 80.7% de estos reportes se derivan de la venta de productos chatarra; 76.8% debido a que en las escuelas se carece de un comité que vigile la prohibición de estos alimentos; 59.1% porque en los planteles no existen bebederos de agua y en 66.9% se comercializan refrescos.

El 29 de marzo pasado, la Secretaría de Educación Pública () prohibió la venta y distribución de comida no saludable en las escuelas como parte de una estrategia para evitar la obesidad infantil.

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La prohibición incluyó alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, así como la promoción de opciones más saludables.

Liliana Bahena, coordinadora de la campaña Mi Escuela Saludable, expone a EL UNIVERSAL que si bien ha disminuido la venta de productos chatarra en las escuelas, continúan faltando bebederos.

“Hacen falta dispensadores de agua potable gratuita, que si bien —es cierto— el titular de la SEP [Mario Delgado] anunció que en 2030 los iban a tener casi todas las escuelas, es un hecho que en estos momentos muchos planteles no los tienen. Así que es algo que necesitamos seguir monitoreando y evaluando para seguir exigiendo”.

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Menciona que en la referida plataforma se siguen recabando quejas sobre los planteles que no han acatado los lineamientos que prohíben la comercialización de alimentos chatarra. “Lo que buscamos es que los padres y madres de familia, y los propios docentes, nos platiquen qué está pasando en las escuelas. Lo que estamos obteniendo es que hay muchos reportes que indican que 30% de las escuelas están teniendo venta de ese tipo de productos”, agrega.

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en México es necesario promover hábitos más saludables para enfrentar la pandemia de obesidad infantil, pues existen 12.7 millones de niñas, niños y adolescentes de entre cinco y 19 años en situación de sobrepeso y obesidad. Es decir, 41% del total de ese grupo de edad.

Destacó que más de 85% de la población en México consume bebidas endulzadas y más de 50% de niños ingieren botanas, dulces y postres diariamente. Precisó que los problemas de nutrición en niños y adolescentes tienen un impacto negativo a lo largo de toda su vida.

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“El consumo de productos ultraprocesados influye de manera importante en el aprendizaje, porque cuando la dieta se basa en este tipo de alimentos no llegan al cerebro los nutrientes que se necesitan para que este órgano funcione adecuadamente”, dice Mauro Brero, jefe de Nutrición del UNICEF.

Comenta que el sobrepeso y la obesidad infantil impactan en el ausentismo escolar, ya que los menores faltan más de dos semanas a clases al año debido a que tienen que acudir a algunos servicios médicos o por enfermedades relacionadas con esos problemas.

Bahena sostiene que si bien la organización civil de la que es parte no puede hacer nada contra los planteles que siguen vendiendo productos chatarra, continuarán visibilizando este problema.

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En “el siguiente ciclo escolar, los gobiernos federal y estatal tienen que redoblar esfuerzos para seguir implementando los lineamientos que prohíben la venta de productos ultraprocesados, bebidas azucaradas y comida chatarra”, comenta.

Fundadora y coordinadora nacional de la organización civil Educación con Rumbo (ECR), Paulina Amozurrutia Navarro, señala que “la Secretaría de Educación Pública cree que las cosas cambian por la promulgación de una ley o de un reglamento sin entender que la educación incluye a maestros, a padres de familia, a directivos, y que si no los haces parte de la toma de decisiones y del proceso, las cosas no van a funcionar”.

Y añade: “Cuando estamos dentro de los tres primeros lugares tanto en desnutrición como en obesidad infantil, podemos ver que es una situación sistémica compleja en la que todos los agentes educativos tenemos que participar. Si la SEP sigue tomando decisiones unilaterales, sus indicaciones van a seguir sin un desarrollo óptimo”.

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Juan Martín Pérez, coordinador regional de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, resalta que por sí solos los lineamientos para evitar la venta de comida chatarra en instituciones educativas, no son mágicos.

“Tener buenos hábitos alimenticios implica muchísimos factores. Uno muy importante es que es un proceso de transición cultural. Pues por mucho tiempo, por décadas (...), se han saturado los espacios escolares con comida chatarra y es normal que los niños y niñas y sus familias tengan resistencia”.

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