Qué lejos quedó aquel 30 de enero de 2020, cuando la (OMS) decretó “emergencia de salud pública” a la pandemia de Covid-19; o aquel 23 de marzo del mismo año, cuando México declaró emergencia sanitaria y ordenó el confinamiento para contener la enfermedad debido al alto número de contagios que se presentaron.

Hoy, la vida de los mexicanos se transformó a cinco años de distancia, pues ya muchos adoptaron como parte de sus vidas el uso del cubrebocas, el lavado de manos, el gel antibacterial, la aplicación de vacunas y la sana distancia.

Alondra utiliza el cubrebocas todo el tiempo mientras cocina en el restaurante Comida Carmina. Aunque el mismo apenas le tapa la boca, asegura que es una medida que se quedó ella como cocinera tras la llegada del Covid-19 a México.

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La sana distancia es una medida que prevalece en algunos lugares como bibliotecas. (05/03/2025) Foto: Yaretzy M. Osnaya | El Universal
La sana distancia es una medida que prevalece en algunos lugares como bibliotecas. (05/03/2025) Foto: Yaretzy M. Osnaya | El Universal

“Yo sí veo que más gente llega y pide el gel [antibacterial] o se lava las manos, cuando eso no pasaba antes, la gente llegaba y se sentaba a comer con las manos sin lavar. Y aquí en la cocina pues sí se termina el gel, casi cada 15 días o tres semanas tenemos que rellenarlo”, comenta en entrevista con EL UNIVERSAL.

El doctor Alejandro Macías, médico infectólogo reconocido por ser el zar contra la influenza en 2009, asegura que las medidas sanitarias que llegaron para quedarse con la pandemia de coronavirus no son tantas como las que le gustaría contar. “Sí que el uso de cubrebocas, sobre todo en gente que comienza con síntomas de enfermedad respiratoria, tiene un uso mayor; pero me gustaría ver más su uso, por ejemplo, en lugares cerrados o en farmacias y clínicas… no sucede así”.

Macías reconoce que México no está mejor preparado en casi ningún área para poder combatir otra pandemia de coronavirus si llegara hoy, a cinco años del primer caso de Covid-19 en el país.

Sólo hay algo que el gobierno mexicano y los mexicanos entendieron mejor que en otros países: la importancia de la vacunación.

Medidas como la ventilación de zonas donde hay algún contagio de enfermedad respiratoria aguda debieron quedarse, consideran expertos. (05/03/2025) Foto: Yaretzy M. Osnaya | El Universal
Medidas como la ventilación de zonas donde hay algún contagio de enfermedad respiratoria aguda debieron quedarse, consideran expertos. (05/03/2025) Foto: Yaretzy M. Osnaya | El Universal

Cada vez más vacunados

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud (Ssa), en la mayoría de los rubros del esquema básico de vacunación en México aumentó tras la pandemia de coronavirus.

Para empezar, entre finales de 2020 y el cierre de 2022, 71% de la población se había vacunado al menos una vez con su respectivo refuerzo contra el Covid-19.

El histórico de datos del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia muestra que en 2019 —antes de la pandemia— apenas 71% de la población infantil en México estaba vacunada contra el rotavirus, mientras que en 2023 la cifra se incrementó a 83.6%.

Otras vacunas, como la BCG contra la tuberculosis, también aumentaron significativamente. En 2019, sólo 76% de la población estaba vacunada contra esa enfermedad, pero en 2023 se alcanzó 100% de la cobertura.

“Sí hay una mayor consciencia sobre la vacunación y —sobre todo— de la vacunación como medida preventiva de múltiples enfermedades. Cada año hemos visto un aumento en la población que se vacuna contra Covid y también contra influenza, incluso si van a viajar o si se trata de grupos vulnerables”, dice el doctor Macías.

El especialista añade que incluso la inversión en vacunación por parte del gobierno mejoró.

Destaca que los estudios recientes sobre la vacuna Patria demuestran que sí podría ser eficiente si una nueva ola de coronavirus llegara a nuestro país.

Protocolos en hospitales se endurecieron

Jocelyne Valadez, médica pediatra neonatóloga en el Instituto Nacional de Perinatología (InPer), asegura que los protocolos en ese y otros hospitales donde ha estado sí se endurecieron tras la aparición de la pandemia de Covid-19.

“Recuerdo como una de mis peores guardias el día que me senté en un escritorio y llené 13 certificados de defunción por Covid-19. En una guardia murieron todos esos pacientes. Lo más desolador fue ver cómo empeoraba y moría gente muy joven”, afirma.

La doctora hacía su residencia de pediatría en el Hospital Regional Tlalnepantla del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) cuando la pandemia de coronavirus llegó.

“Antes se utilizaba el cubrebocas sólo en zona de quirófanos, la limpieza era muy estricta igual casi sólo en esas zonas. Pero ahora, por ejemplo, aquí en el InPer nadie entra a las visitas sin cubrebocas y, si tuvieran síntomas de enfermedad respiratoria tienen que volver con una prueba de Covid e influenza negativa, así como ingresar hasta que los síntomas desaparecen”, detalla.

Además de eso, el uso de elementos como corbatas y batas está casi erradicado. “La mayoría de los médicos ya atendemos con pijama quirúrgica, pues en cierto punto es más higiénico que reutilizar la bata en varias consultas o, para los hombres, llegar a casa o a otro sitio con la corbata con la que estuviste atendiendo pacientes”, destaca.

Las medidas que debieron quedarse

Para Alejandro Macías, medidas como la ventilación de espacios cerrados o de zonas donde hay algún contagio de enfermedad respiratoria aguda debieron quedarse; sin embargo, no se trata de algo común en la sociedad.

“Vemos eventos multitudinarios sin el uso de cubrebocas. La ventilación en espacios cerrados también ya se nos olvidó, cuando es primordial guardar la sana distancia y ventilar espacios donde la gente permanece al menos más de una hora”, aseguró el doctor.

El tema de la sana distancia visiblemente se ha perdido en varios lugares, incluso en los restaurantes, donde las mesas antes se veían bastante más separadas —tanto que algunos tuvieron que buscar ampliarse a las banquetas— y hoy lucen igual de juntas que antes.

Respecto a la prevención a nivel gubernamental, el doctor Macías sostiene que, si una nueva pandemia llegara hoy, el gobierno mexicano no está más preparado que en 2020, pese a que los esfuerzos del secretario de Salud, David Kershenobich, por introducirla en todos los niveles de gobierno.

“Tampoco tenemos una cultura de la preparación o de la prevención a nivel institucional. No cambió el esquema de que las personas que tienen síntomas de gripe acudan a los consultorios de farmacia a atenderse en lugar del IMSS [Instituto Mexicano del Seguro Social] o el ISSSTE [Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado], pues la atención primaria es lenta y poco práctica.

“Pero el negocio de los consultorios en farmacias es vender los medicamentos. Entonces desde la pandemia de Covid vimos que recetaron en exceso el uso de antibióticos, vitaminas y hasta esteroides, cuando para combatir un virus eso no es necesario. Este tipo de negocios deben tener mayor regulación por parte del gobierno”, destaca.

Otro tema en el tintero es el de las camas de terapia intensiva y el fortalecimiento del sistema epidemiológico. De acuerdo con Macías, el sistema médico a nivel público no tiene contratos regulados y que garanticen el acceso a ventiladores especiales en caso de requerirse.

“Si hoy llegara una pandemia, no nos iría mejor. Los hospitales del sector salud no tienen criterios de epidemiología claros ni estrategias, espacios y recursos para hacer frente a la atención de alguna nueva cepa de coronavirus. Hace falta fortalecerlos y sin dinero, sin inversión en salud, eso se quedará solo en buenos deseos”, afirma.

“Todo lo desinfectamos”

Maru es mesera en un restaurante en la colonia Nápoles y comenta que una de las cosas que definitivamente mantiene desde la pandemia es el uso del cubrebocas y, en la cocina, la desinfección de todos los alimentos y las vajillas.

“Aquí todo lo desinfectamos, todo se lava muy bien. Siempre lo hacíamos, pero desde la pandemia tenemos más organizado todo y hasta usamos más jabón. El cubrebocas yo no lo dejo, porque atiendo a la gente y eso les da más confianza, y a mí también”, asegura.

Aunque las mesas en el restaurante ya están a menos de un metro de distancia, los comensales sí tratan de sentarse en mesas separadas, nos piden el gel antibacterial para sus manos o directamente se levantan a lavarse, dice.

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